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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las advertencias

Por una vez, y ojalá sirviese de referencia, no se puede acusar al ministro señor Ábalos –ahora de Transportes y antes de Fomento– de apuñalar por la espalda a alguien. El refrán –“quien avisa no es traidor…”– lo exime al menos en parte de la ira de los contribuyentes, que habrán de pagar peaje en las autovías; en principio para repararlas, pero tal y como está la cosa financiera, más vale no quedarse ahí, en esa expectativa, ya que en eso de tributar todo es empezar. En todo caso, don José Luis ratificó lo que en su día publicó este periódico, aunque lo rebajó entonces a la categoría de “estudio”, recurso de maquillaje dialéctico .

Ahora ya no se disfraza la intención, pero se rebaja a los costes de reparar las averías, que visto el estado preagónico de las finanzas, exige que la ciudadanía se apriete aún más el cinturón para no quedarse sin faltriquera. Queda por ver el cuánto y el cuándo, porque el resto de las preguntas tradicionales se responden con un mero vistazo no ya sólo al exterior, sino al interior de la esquilmada caja de caudales públicos. Que, por cierto, es precisamente el marco general en el que se encuadra este propósito fiscal, adoptado ya en la crisis anterior en varios países.

Conste que no conviene distraerse ni siquiera con la llegada del maná en forma de fondos europeos en tiempo y reparto que aún se desconocen. Habrá más “anticipos” a cuenta del contribuyente, aunque no se sepa todavía el momento, si será como dice la ministra de Hacienda –“ya mismo…”– o en el corregido de la vicepresidenta Calviño: “a meditar el año que viene”. Aunque quizá obtenga una prórroga si hay elecciones en 2023, porque subir los actuales o crear más impuestos equivale a un suicidio político para quien se decida a hacerlo.

En este punto, y hablando de finanzas, procede citar las declaraciones del maestro Lago Peñas, que alzaba su voz de alarma acerca de la urgencia de reformas para corregir el desajustado funcionamiento del sistema autonómico. Tiene razón don Santiago, y hasta –dicho con toda humildad– podría haber utilizado el término “viabilidad”, porque acaso resultare todavía más concreto. El profesor lo sabe tan bien como el mejor, pues formó parte del equipo de sabios que preparó el después archivado proyecto de reforma del sistema de financiación autonómica.

Ahora, y de nuevo requerido al servicio del país para asesorar en cuestión tan vital como la recuperación económica post/pandémica, estará en una posición privilegiada para –con la templanza, sentido común no exento de la firmeza necesaria para exponer sus convicciones–, analizar los datos, examinar las previsiones y formular unas conclusiones que aporten a España entera lo que necesita: equilibrio, sosiego y esperanza. Cierto que, como se ha repetido tantas veces, no son estos tiempos para la lírica, pero la prosa nunca estorba y es urgente que sea clara, didáctica y contundente. Y que se acompañe de un poco de optimismo, que tan bien aporta el señor Lago.

¿No…?

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