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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El largo viaje

El cierre de la investigación sobre la tragedia ferroviaria de Angrois podría pasar a la historia como la crónica de un largo viaje cuyo recuerdo mantendrá sin respuesta preguntas que los familiares de las víctimas fallecidas y las supervivientes habrían preferido obtener. Algunas se podrían aportar durante las sesiones del juicio, pero es poco probable tras una investigación de más de siete años en cuyo transcurso se produjeron episodios relativamente poco habituales y, a la vez, informes europeos que dejaron expuestos elementos y puntos de vista extraprocesales que mantienen en la penumbra detalles importantes.

A esto se suma ahora la actitud del ministro de Transportes, Ábalos, que se niega a considerar siquiera alguna de las peticiones de los familiares de las víctimas. Todo lo cual no parece satisfacer a las asociaciones que durante todo este tiempo han venido planteando reclamaciones que no siempre se atendieron y que ahora, al declararse conclusa la investigación, han llevado a considerar como una “victoria” el mero hecho de que al menos se mantenga el procesamiento de un directivo de la Administración de Infraestucturas Ferroviarias. Un triunfo, en todo caso, pírrico.

Pendiente de las decisiones finales correspondientes en los tribunales, el balance de la acusación se reduce a dos personas: la citada y el maquinista del tren accidentado en las inmediaciones de la estación de Santiago de Compostela. Es compremsible que, a pesar del comunicado que hicieron público, víctimas y familiares no oculten una cierta frustración sobre la todavía pendiente explicación satisfactoria de los motivos por los que no existieron los sistemas de frenado que un tramo inaugurado en teoría como de Alta Velocidad Ferroviaria exigía. Por ejemplo.

Sea como fuere, Angrois permanecerá siempre como el recuerdo de un hecho terrible que enlutó a decenas de familias y causó heridas a miembros de otras muchas y que estará unido también a la conmemoración de Santiago Apóstol; un Día de Galicia ya ejemplo de la solidaridad de todo un pueblo, de una sociedad entera con la terrible desgracia. Pero será difícil, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por muchos para esclarecer todo cuanto ocurrió y sus motivos, eliminar la sensación de duda que permanece, también en la memoria.

Pudo ser una desgraciada casualidad, y no un elemento causal, el hecho de los cambios en la licitación de las obras que modificaban las condiciones de seguridad en el tramo donde sucedieron los hechos. Casualidad, también desgraciada, que su inauguración oficial con asistencia de autoridades y representaciones oficiales se hubiese llevado a cabo cerca de unas elecciones, quizá con prisa y se presentase como de AVE aquel tramo cuando no lo era, al menos stricto sensu. E incluso pudieron ser por razones político/partidarias las afirmaciones que. también sin respuesta, se hicieron en sede parlamentaria o fuera de la Cámara por personas que parecían tener datos pero que no declararon como testigos. Y aunque todavía falta algo para que remate el largo viaje a la verdad, hay dudas que deberían eliminarse lo antes posible.

¿No?

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