Faro de Vigo

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Olga Seco Seco.

Chalados sin diagnosticar

De muchas ansiedades, nacen muchos demonios. Sí, qué de personas son la matanza de la razón y el capricho de los fantasmas. Solo sé que aquello que no se piensa acaba siendo una máquina de fabricar locuras. Hay características que denotan la destrucción total, las mismas que modifican la vida y la convierten en esqueleto. Llevo tiempo analizando la palabra desorden. Y al final, creo, que todo aquello que en esencia no transforma la voluntad en virtud, es un desorden. Me llama poderosamente la atención ver que nuestra sociedad es la forma secreta por la que discurren muchos chalados, y lo peor, sin diagnosticar.

Desde hace un tiempo colaboro con un programa de radio; cada semana tengo la ocasión de poder comentar con naturalidad la actualidad y dar mi opinión. El pasado viernes (les doy mi palabra) descubrí lo mal que están muchas cabezas. En la tertulia hablamos de Isabel Díaz Ayuso; siempre, absolutamente siempre, procuro decir lo que pienso, y así lo hice... ¿Acaso la opinión depende de ideologías? Alejada de todo compromiso político, y sin el ansioso malestar de los “politizados” dije de Isabel que “era una contra todos”, que “me gustaba ver que ser mujer no es un elemento constitutivo de debilidad” y alguna cosa más.

El ruido y la agitación es la resta de las personas que no piensan

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Al día siguiente al entrar en Twitter, vi que tenía un montón de mensajes privados y con tranquilidad me puse a leerlos. ¡Cuál sería mi sorpresa! Todos ellos eran la rúbrica de la locura y la perturbación! El ruido y la agitación es la resta de las personas que no piensan; sí, el monólogo de los que no tienen nada que decir y se “manifiestan” tocando los cojones a unos y otros.

El mejor homenaje que puedo rendirle al pensamiento es ver a las personas humanamente. Para verlas con siglas políticas, ideologías y prejuicios, ya hay muchos.

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