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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Ahora ¿o nunca?

Hay oportunidades que la ciudadanía, a través de sus representantes o –si estos fallan o de despreocupan– de las instituciones mediante la presión que la democracia habilita, no puede perder. Primero porque no abundan, y su desperdicio sería un lujo inaceptable en estos tiempos y, segundo –entre otros motivos–, porque su aprovechamiento es clave para “hacer país” incluso modificando estructuras cuya obsolescencia demuestra casi a diario la realidad misma. Y Galicia tiene ahora mismo, ante sí, una serie de ocasiones quizá únicas, lo que obliga a plantear de modo un tanto radical la disyuntiva del “ahora o nunca”.

Este periódico acaba de publicar, en apenas unas horas, tres de esas oportunidades. La primera, un proyecto eólico de Iberdrola para instalar un parque con mil millones de euros de inversión inicial y una perspectiva de empleo de 2000 puestos de trabajo. La segunda, un acuerdo entre los gobiernos de España y Portugal para rematar el proyecto ferroviario de altas prestaciones que una Ferrol con Oporto a través del eje ya construido de A Coruña-Vigo. La tercera, un posible acuerdo galaico/portugués para explotar en conjunto el litio hallado en ambos lados de la frontera.

Hay otras posibilidades, pero una ocasión que hace especialmente oportuno ese trío: Portugal preside la UE, y su primer ministro dejó claro que trataría de impulsar de forma definitiva las infraestructuras pendientes. Es verdad que esa presidencia es rotatoria y de corta duración, pero permite actuar sobre cuestiones concretas, y sobre todo ahora en que la pandemia ha modificado –de momento– la estricta política presupuestaria de la Unión. Por eso cabe insistir en lo dicho en el introito: es bastante más que posible que haya de ser ahora o nunca.

Quedó dicho que las tres cuestiones tienen dimensión de país y unas connotaciones de Estado. Y procede añadir que sería una excelente ocasión para que la coalición gobernante en España modifique el maltrato que una gran mayoría de gallegos/as, de todos los colores, “ve” para con este Reino. Aparte de la oportunidad inigualable de que el poder provincial y local del PSdeG haga uso de su influencia en Moncloa para que, junto a la Xunta del PPdeG, esta comunidad sea atendida como las otras dos nacionalidades históricas, Cataluña y Euskadi. Ya va siendo hora.

Y es que Galicia necesita con urgencia sentar un precedente de unidad de acción en lo común para que se abra un camino muy poco explorado: aprovechar su pluralidad electoral y su estabilidad política para asegurar su fortaleza estructural futura. Algo que daría seguridad jurídica a la concesión de fondos europeos y a los proyectos de aplicación y a los inversores que arrastren esos planes. Solo se necesita la voluntad y la generosidad de todos para no repetir, verbigratia, el penoso espectáculo de ver a las Administraciones levantándose de una mesa e incapaces de actuar coordinadamente para salvar a un sector como el turismo/hostelería. Si ocurriera, cambiaría la ecuación para añadir un interrogante: ahora ¿o nunca...? Sería un despropósito.

¿No?

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