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Personas, casos y cosas de ayer y de hoy

Reflexiones cuando tengáis un hijo

Cuando tengáis un hijo tendríais que decirle una serie de cosas, de forma progresiva, a medida que crezca y madure, adaptándolas a su edad para evitar confundirlo y que pueda comprenderlas. No se trata de ningún oráculo, ni tampoco trato de ser intermediario de nada ni de nadie. Tampoco voy a enumeraros nada nuevo, pero sí acaso recordaros algunas proposiciones, a las que podéis dar licitud y hacerlas vuestras o no. A partir de aquí, con toda humildad, las primeras propuestas –que no serán las últimas– de las cosas que este escribidor le diría a un hijo.

Al nacer

No hemos tenido ni ocasión ni medio para preguntarte si querías nacer, pero tampoco hemos hecho nada para evitarlo, convencidos de que tu primer derecho era y es el derecho a la vida. Te hemos deseado, buscado y una vez que has llegado te damos la más calurosa bienvenida al mundo.

Has nacido en un pueblo determinado, que tampoco has escogido, por lo que en cierto modo te debes a ese lugar, en esa época concreta; pero no tanto que ese pueblo o región esté por encima de ti y aún mucho menos a lo largo del tiempo. Cada cual ha de vivir donde le corresponda de acuerdo a sus circunstancias individuales. Sin embargo, si esos acontecimientos te llevan a un lugar distinto, no olvides tu pueblo natal y, cuando te sea posible, vuelve a él para reencontrarte con esos lugares y esas personas que en un momento dado supusieron algo en tu existencia. En tu caso has tenido suerte y has venido a un hogar que te acoge y en el que vas a vivir con tu familia. No todas las familias son iguales y ninguna es mejor que otra, simplemente son distintas. Otros, con menos ventura que tú, han nacido en soledad y esta ha sido su único acompañamiento inicial; lo que no es óbice para que sí después tengan una familia, que incluso puede ser mejor que la tuya.

Te daremos todo nuestro amor y afecto, lo que es nuestra obligación y tu derecho, y porque que nos gusta hacerlo.

Te hemos puesto un nombre, también sin que pudiésemos preguntarte si te gustaba o no. En tu caso te los hemos impuesto por tradición familiar; otros lo escogen porque es el santo del día o porque simplemente les suena bien. Es posible que hayas tenido poca fortuna con el nombre que hemos elegido, pero no es difícil que después puedas cambiarlo. En cualquier caso, serás tú mismo el que harás que ese nombre lo lleves con dignidad o no. Porque la honorabilidad y mesura de un hombre no está en su nombre ni en su herencia, aunque sí pueda enorgullecerse de sus antepasados. Lo que sí es verdaderamente importante es lo que llegues a ser y que en todo lo que hagas te muestres bueno, honesto, generoso, amable y esforzado.

El ejemplo

Sabemos que como niño todo lo ves, escuchas y entiendes y que incluso eres capaz de interpretar nuestros gestos de agrado o de ira, por lo que procuraremos en todo momento evitar que oigas o veas lo que no debes en función de tu edad. Asimismo, cuidaremos el tono y la actitud con que decimos y hacemos las cosas, porque es probable que después tú las repitas del mismo modo. En definitiva, que haremos todo lo posible, incluso sacrificios, para que tengas en todo momento el mejor ejemplo.

Educación y dependencia

Te educaremos como puede y debe ser, de acuerdo a nuestros valores, principios y creencias, pero respetando siempre quién eres y cómo eres, para que, en definitiva, seas tú el que al final decidas. Así conseguirás ser lo que quieres y debes ser, hasta donde puedas y te dejen. Y lo haremos con el convencimiento de que educarte es nuestra responsabilidad, que es cosa nuestra y no del Estado, porque sí eres nuestro. Para conseguirlo hemos de tener el derecho y la libertad de escoger el tipo de enseñanza y el centro en que la que la recibas. En palabras del Nobel de Medicina Alexis Carrel (1873-1944): “Es imposible educar niños al por mayor; la escuela no puede ser el sustitutivo de la educación individual”.

En todo lo que podamos, desde el primer día de tu vida, te apoyaremos y orientaremos, pero, al tiempo, permitiremos que de forma libre que seas tú quien escoja el camino y la meta. Es decir, que en todo momento te ayudaremos a sacar el alguien que llevas dentro.

A medida que trascurran tus días y tus años te enseñaremos a que dependas menos de nosotros y más de ti.

Las diferencias

Ni tú eres muy tuyo ni el otro es muy raro, simple y llanamente somos todos diferentes, por lo que hemos de aceptarnos los unos a los otros, siempre y cuando no traspasemos unos los límites del otro.

Debes de mantenerte fiel a ti mismo. No te sientas obligado a nada ni a nadie, mientras no rompas los límites de la legalidad y el orden legalmente establecido. Tienes que ser quien eres, en definitiva, ser tú mismo, sin importarte que otros te digan que lo haces mal. Por ser fiel a ti mismo te criticarán, a veces duramente. Cuando tal suceda valora si tienen razones para ello; si no las tienen piensa que posiblemente, la causa está en que les molesta no poder imitarte y alcanzarte. En otras ocasiones la crítica es menor, nos importunan con párvulas cosas que son muestras de su propia pequeñez; tu respuesta no ha de ser otra que la indiferencia.

En el camino

A lo largo de tu vida tendrás amigos y enemigos, éxitos y fracasos, mas por todo ello no dejarás de ser quién eres y tu mayor fortaleza frente a todos y todo será lo que hagas y cómo lo hagas. Para conseguirlo necesitarás talento más trabajo. El talento nos viene o no nos viene dado. El trabajo depende exclusivamente de ti y nadie puede hacerlo por ti. No busques sustitutos. En conclusión, la finalidad en la vida es alcanzar aquello que te propones y puedes.

Con toda seguridad tendrás dificultades y llegarás a decir no puedo. A eso como padre o madre te contesto con una pregunta: ¿Por qué no? ¿Sabes cuál es el secreto de ser invencible?: pues no rendirse. Por favor, nunca digas que no puedes hacerlo, sin haberlo intentado antes. Además, te recuerdo una máxima, todo lo posible es realizable. Y no dejes de hacerlo por miedo, porque lo contrario, el valor, no es más que el miedo superado. Demasiadas personas dejan demasiadas cosas cuando ya estaban a punto de conseguirlas. Sobre esto el creador de la teoría del pensamiento positivo, Norman Vincent (1898-1993), afirmó: “Siempre es demasiado pronto para retirarse”. De todos modos, si has tenido la suerte de que tus aptitudes son buenas y tienes la capacidad de gustar a algunos o algunas, no deberás usar esas prerrogativas a tu favor y beneficio, sino para ayudar a los demás.

Durante tu travesía por este mundo en algunas estaciones pasarás frío y en otras, calor; unas veces tendrás cobijo y abrigo, otras podrás sufrir desamparo. Para adaptarte a esos altibajos te puede ser útil la sentencia de del escritor Benjamin Disraeli (1804-1881): “Estoy preparado para lo peor, pero espero lo mejor”.

Estudio

Cuando alcances la capacidad para ello, estudia y lee todo lo que alcances y más. Es la única manera de la que te puedas enfrentar a ese futuro cuando se haga presente. El aprendizaje no surge por casualidad, no es una lotería, es consecuencia del esfuerzo continuado.

Liderazgo

Si tienes facultades, sabiduría, competencia, entrega y generosidad, tienes lo necesario para liderar un grupo y debes tratar de llegar a ser líder. Si, por el contrario, no tienes la habilidad de contagiar tu ilusión por saber más y hacer más y mejor, no puedes estar al frente del grupo y debes aceptar que te digan lo que tienes que hacer, porque lo importante es trabajar y cumplir. Si llegas a ser líder y quieres mantener el liderazgo, has de desorientar de vez en cuando a las personas que te rodean y están contigo. El factor sorpresa es necesario en el que manda; el líder no siempre debe de ser previsible.

Perdón

Más veces de las que quisiera, te darás da cuenta de que te has equivocado o al menos de que pudiste hacerlo mejor. Pues rectificarás en lo posible, pero no valen los juicios retrospectivos. En fin, que de alguna manera has de pedir perdón y perdonarte a ti mismo. Asimismo siempre has de perdonar a las personas que te han hecho algo malo. Después de perdonar seguro que te vas a encontrar más satisfecho. Sin embargo, aunque no guardes rencor, si has de tener memoria de los que te perjudicaron o engañaron, porque lamentablemente algunos suelen repetirlo.

Caridad

En tu camino por la vida has de ir dando y ayudando, algo que nunca lamentarás. Has de respetar la igualdad, la fraternidad y la solidaridad, pero sin olvidar la caridad como complemento imprescindible de casi todo, justicia incluida. Pero sin confundir la finalidad de su ejercicio, lo que el papa San Gregorio Magno (540-604) expresó así: “Ayudar al débil es caridad; pretender ayudar al poderoso es orgullo”.

Vida limitada

Tu camino por la vida tendrá un tiempo limitado, como mucho, de un siglo aproximadamente, salvo casos y poblaciones de excepción. Una vez que tu vida termine, al menos durante unos años, quedarás en el recuerdo de otros y a través de lo que has hecho. En el caso de los creyentes nuestra esperanza está en que nuestra vida terrena continuará en una vida perdurable.

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