En todo golpe de Estado hay un momento de fuerza, en el que se transgrede el espacio reservado al poder. A veces una imagen define el perfil del golpe, como el 23-F de 1981 la de Tejero subido a la tribuna del Congreso pistola en mano. Aquella imagen grotesca dio la vuelta al mundo, pero nada parecido a la del 6 de enero pasado en el Capitolio: llega el clímax del momento de fuerza y sale en la imagen Jake Angeli semidesnudo, con cuernos y lanza en ristre (faltó el tridente), o sea, la animalidad del diablo y el caos. Los símbolos a veces toman en su versión más kitsch el mando de la realidad para dejarla ver sin intermediarios. En la toma de posesión hoy de Biden la imagen del momento de fuerza la ofrecerá la Guardia Nacional, en un despliegue deliberadamente exagerado que simboliza, para consumo interno en USA, el contragolpe democrático armado. El orden repuesto.
