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Carlos Núñez

La sensibilidad urbana de la nostalgia

Un fantasma recorre España: la nostalgia. El año 2020 amaneció colmado de ilusiones y finaliza en baño de nostalgias. El efecto de la navidad reaviva sentimientos que guardamos en la memoria de nuestras vidas y como cada año en todas las familias se echará de menos a quien no está. Los lazos de la nostalgia cruzan la línea del recuerdo triste y la publicidad los conecta con nuestro festivo estado de ánimo; el marketing difumina la crudeza consumista y la embellece con atractivas concepciones. El impulso nostálgico es buen caldo de cultivo para vender productos navideños, también para despachar rancias evocaciones en conserva con sabores ideológicos de viejos tiempos.

La nostalgia es, además, una herramienta en la apropiación del espacio urbano para suscitar reacciones afectivas entre los ciudadanos. La nostalgia de la luz navideña embellece con sutileza los monumentos, suaviza aristas urbanas y concibe una atmósfera de convivencia intemporal en la urbe. Por eso la nostalgia de las noches navideñas tienen una luminosidad especial en las calles y plazas de la metrópoli viguesa, una nostalgia que revive iconos históricos tras las piedras de las casas, que guardan las huellas de cuanto hemos vivido y en las que podemos reconocernos.

Comprobaremos también que la luz en esta navidad supondrá, sobre todo, un gran estímulo para nuestro estado de ánimo. La pandemia transcurre apoderándose progresivamente de las gentes, escondiendo la tristeza y la depresión en la oscuridad. La nostalgia navideña, colonizadora insaciable de la luz, con sus variaciones lumínicas es decisiva para promover en el medio urbano más actividad y más sonrisas. La luz impedirá derramar lágrimas de nostalgia por quienes se fueron meses atrás y nos ayudará a disfrutar la exaltación de sentirse vivo y concurrente, creando futuros ante el recuerdo de un pasado difícil.

La nostalgia, como estímulo socio-cultural, también participa en el bienestar y la producción del espacio urbano. La mayoría vecinal comparte un mismo referente: la nostalgia de una sociedad viguesa que añora lo que dura el tiempo presente y que es inaccesible a causa de la irreversibilidad de la vida. En este marco, sus habitantes reconstruyen una relación con el pasado a partir de las herencias memoriales de las familias y de sus propios recuerdos, para poder otorgarlos a las próximas generaciones. Apoyo la idea de entregar el costo de esa luz a las necesidades sociales de pandemia, pero posiblemente la luz del Vigo nocturno es uno de los mayores impactos de quienes hoy podrán tener la necesaria añoranza de esta navidad dentro de un tiempo. La luz es uno de los factores más importantes a la hora de poner en marcha la actividad vital. La nostalgia de la luz tendrá la palabra.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses

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