¿Quién habría dicho que Fox News, la cadena de televisión de todas las mentiras, que hizo grande a Donald Trump, iba a acabar abandonándole y obligar a los forofos del presidente a buscar alternativas?
Pero es lo que ha pasado: dos incidentes acabaron convenciendo a sus seguidores de que Fox News se había pasado al enemigo y dejado de sostener el relato según el cual Trump había ganado las elecciones.
El primero fue cuando esa cadena se adelantó incluso a la CNN, tradicionalmente hostil al republicano, al anunciar que el candidato demócrata Joe Biden había ganado en un Estado republicano como Arizona.
Poco después, un presentador de Fox News se permitió interrumpir la transmisión de una conferencia de prensa en la Casa Blanca al no soportar que la portavoz del presidente siguiese afirmando, contra toda evidencia, que los demócratas habían cometido fraude electoral.
En vista de que varios colaboradores de Fox le volvían de pronto la espalda, Trump animó a quienes le siguen con la misma devoción que los “fanáticos” de un gurú a buscar otras fuentes que en este caso no cabría calificar “de información”, sino directamente de “manipulación”.
Entre ellas están, por ejemplo, One America News Network (OANNI y newsmax: la primera, fundada por el empresario Robert Herring, no ha escatimado los elogios a Trump mientras difundía las teorías conspiratorias más disparatadas sobre la que fue su rival en las anteriores elecciones, Hillary Clinton, como una que la implicaba en el asesinato de un empleado del Comité Nacional Demócrata.
Otro de los bulos que se difundieron fue el de que los militares de EE UU habían confiscado en la oficina de una empresa de Fráncfort un ordenador donde encontraron los resultados verdaderos de las últimas presidenciales, algo desmentido por la propia empresa, que dijo no tener siquiera una oficina en esa ciudad alemana.
A su vez, Newsmax es una pequeña emisora de televisión radicada en Boca Ratón (Florida). Propiedad de un viejo amigo de Trump, su audiencia pasó en cuestión de días de 60.000 a un millón, menos de un tercio en cualquier caso que los que siguieron las elecciones a través de Fox News, sólo con seguir manteniendo la ficción sobre el fraude electoral perpetrado por los demócratas.
Al mismo tiempo, Trump y sus seguidores han querido castigar a la que ha sido siempre el vehículo preferido por el presidente para difundir sus continuas mentiras –Twitter–, a la que acusan también de haberles traicionado por acompañar últimamente de avisos los mensajes considerados falsos o engañosos y prohibir su rebote por la red.
Muchos se han pasado mientras tanto a otra plataforma, Parler, convertida en una especie de “anti-Twitter” y que ha sido financiada por Rebekah Mercer, hija del inversor y mecenas ultra Robert Mercer, que estuvo detrás del portal ultraderechista Breitbart, e invirtió en su día 15 millones de dólares en la empresa “Cambridge Analytica”, que trabajó para las campañas de Ted Cruz, primero, y luego de Donald Trump, explotando los datos personales obtenidos de Facebook.
