Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los inútiles

Tiene razón, seguramente, el secretario xeral del PSdeG-PSOE cuando dice en este periódico que Galicia necesita una “clase” empresarial comprometida con el Corredor Atlántico de Mercancías Ferroviarias. Al modo en que la tiene Levante, que apoyó decisivamente la puesta en marcha de su propia estructura, el Corredor del Mediterráneo. A partir de ahí, el señor Caballero –don Gonzalo– convendrá con muchos, en que además de lo que él mismo reclama, lo urgente para este Reino sería disponer de un oficio político con la cabeza puesta en los intereses generales del país, antes que en los partidarios y/o los electorales.

En ese sentido, su señoría podría, y aún tiene tiempo para hacerlo, comprometerse de forma inequívoca con que Galicia no siga siendo maltratada presupuestaria y políticamente, desde los Gobiernos centrales –en especial el de la coalición PSOE-Podemos y sus chupasangre–, maltrato que es una evidencia que solo niega la organización que dirige aquí, quizá más por disciplina que por convicción personal. Pero sea cual fuere la razón está claro que eso, entre otros motivos, le ha costado los resultados obtenidos en los comicios del 12-J.

Lo que precede no significa en absoluto que se le reclame a la dirección del socialismo gallego una actitud opositora a la política estatal de sus correligionarios. Sería absurdo, puesto que todos los partidos tienen sus propias normas de obligado cumplimiento, y también ilógico cuando se sabe que, si no se respetan, las consecuencias son funestas para el desobediente. Pero siempre hay un margen de libertad de criterio para limitar el entusiasmo militante y no decir que lo negro es blanco –o viceversa–; y si se utiliza bien puede incluso llegar a producir réditos.

Ocurre que, en lo dicho por don Gonzalo a FARO DE VIGO, hay una dificultad que impide lograr el objetivo que su señoría reclama. Y es que a día de hoy la Confederación de Empresarios de Galicia padece un caciquismo miope y terco cuya única finalidad consiste en mantenerse a pesar de todo; es como aquello de que “si no ha de ser para mí, no será para nadie”. Y esa tozudez y miopía ya quedó clara hace años, cuando la CEOE de José María Cuevas pidió al Gobierno de entonces que concentrase las inversiones públicas –y fomentase las privadas– en Levante porque allí estaba la “rentabilidad” Y la CEG apenas carraspeó.

Con todo respeto para quien se sienta aludido, el empresariado gallego, como organización, carece de futuro tal como es ahora porque, junto a lo dicho y por ello, no tiene credibilidad ni utilidad real para sus miembros ni eficacia para el Reino. Aparte del nulo peso propio en la patronal española, que sería un mínimo exigible. Peso y prestigio que en cambio se han ganado no pocas firmas que, curiosamente, pintan poco en la confederación. Un malévolo recelaría de que esa ausencia se da precisamente porque su presencia e influencia serviría para demostrar la ineficacia de quienes caciquean el tinglado, al menos hasta el momento; a ver qué pasa en los días que vienen, tras el ridículo de la semana pasada. Pero en todo caso, es una pena que se ignore que cuando los trastos son inútiles, se dejan para el basurero.

¿No...?

Compartir el artículo

stats