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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La hecatombe

Uno de los puntos de vista seguramente más compartidos por buena parte de la opinión publicada, es el que se refiere al músculo político que tiene esta Xunta. Y la conclusión que cuenta con un respaldo mayor es que el que hay se encuentra en la Presidencia, algo que resulta natural aunque la discrepancia resida en el desequilibrio que implica esa “concentración”. Y por los problemas que algunos puedan percibir para el futuro. Y conste que se habla de peso porque fue el propio señor Feijóo quien apeló a la necesidad de hacerlo valer a la hora del reparto del dinero procedente tanto del Estado como de los fondos europeos.

Claro que, aun así, caben matices. El primero, para insistir en que la “política” es algo más que la capacidad para influir, el acierto en el decidir e incluso la habilidad para sortear los obstáculos que a menudo plantea la actualidad o preparan los adversarios. La hay también en la capacidad para gestionar y para advertir –que nada tienen que ver con adivinar– que existen situaciones de futuro, muchas veces inmediato, que si no se previenen, pueden ocasionar daños de cuantía notable. Y hasta un desastre si no se toman a tiempo las precauciones.

Eso ha dicho hace muy poco el señor conselleiro de Medio Rural refiriéndose a la Política Agraria Común. Y tiene razón su señoría incluso en la definición del riesgo –habló de “hecatombe”– por más que alguien lo encuentre excesivo. Desde una opinión personal, el peligro no solo es perder 200 millones de euros, sino también la posible interpretación que el Gobierno central tiene de la directriz europea que viene y que, por lo que se sabe, primará las grandes superficies de cultivo, que no son las que dominan el paisaje gallego, que resultaría, como el paisanaje, muy dañado.

Y es que este antiguo Reino, a pesar de los esfuerzos en concentración parcelaria, sigue padeciendo los males del minifundio. Pero no solo rural, sino también mental, aunque es otro problema sobre el que habrá que volver, a pesar de que se ha estudiado, tratado y combatido sin el éxito que merecían los que protagonizaron el esfuerzo. Para quienes ahora lo hacen aumenta la tarea no solo con esa intención de “adaptar” la Política Agraria Común a parámetros extraños a Galicia, sino con el riesgo denunciado por el conselleiro de perder fondos de la UE.

A eso, entre otras cosas, se refería seguramente el presidente Feijóo con lo del peso político, y en ello se fundamenta el conselleiro al advertir del riesgo de la nueva PAC. Pero esa influencia, necesaria, será tanto mayor cuanto más se esfuercen los partidos gallegos en sumar y no restar aquí, en Madrid y en Bruselas. Algo complicad por la falta de costumbre, pero necesario y que, además, representa una oportunidad para afrontar en común otros problemas presentes, como el Covid. Cierto que los precedentes no invitan al optimismo, pero alguna vez tendrán que cambiar las cosas: de ahí el SOS de Medio Rural, que practica otro factor de la política, que es tocar a rebato para advertir a tiempo.

¿No...?

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