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Luis M. Alonso.

El aliento contenido

Aunque se cree la clase de sujeto que no necesita coartadas para hacer lo que le viene en gana, Donald Trump ha encontrado la excusa perfecta en el voto por correo para impugnar una posible victoria del adversario. Por eso pide que se detenga el proceso y amenaza con emprender acciones legales. La desesperante lentitud en el recuento de las papeletas en algunos estados favorece la tensión en una sociedad polarizada que se puede alargar hasta mañana y, en último caso, no pararse ahí. Elegir a un presidente en el país más poderoso del mundo occidental parece más difícil que nunca. Todo indica que una vez más los sondeos se han equivocado pecando de excesivamente optimistas a la hora de detectar el sufragio demócrata. Ahí está el caso de Texas. El voto oculto sabe esconderse, por eso se llama así. Algunas minorías en las que se sustenta el actual Partido Demócrata, latinos y afroamericanos, no han resultado ser lo decisivas que se esperaba aun después de cuatro años en que las críticas de xenofobia y racismo han cercado al presidente de Estados Unidos poniéndolo en evidencia. Pero ayer a última hora de la mañana la esperanza se abría de nuevo paso e incluso los analistas opinaban que Biden podría ganar perdiendo incluso en Pensilvania, que se ha considerado históricamente un campo de batalla imprescindible para obtener la victoria en las elecciones presidenciales.

Trump, como se esperaba y él mismo no ha tenido inconveniente en reconocer, por algo es el primo de Zumosol, pretende invalidar las papeletas recibidas después del 3 de noviembre. Tiene miedo de ser derrotado por la aritmética. Biden, con la prudencia que requiere la situación y para evitar estallidos de violencia, pide paciencia a sus electores. Debido al ajustado escrutinio, pocas veces la recuperación del civismo, la dignidad y los valores democráticos han pendido tanto de un hilo en la cuna de la democracia moderna. Estados Unidos contiene el aliento.

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