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50 años haciendo parroquia

La ciudad de Vigo conmemorará el próximo 31 de octubre el Cincuentenario de la creación, al mismo tiempo, de 14 nuevas parroquias en la ciudad. Dos días antes, el jueves día 29 de octubre, a las 8 de la tarde con una concelebración eucarística, en la Concatedral-Basílica de Santa María clausuraremos este cincuentenario.

El acontecimiento de la creación simultánea de 14 parroquias fue en su momento un hito histórico, que reflejó y salió al paso eclesialmente del cambio que en muchos aspectos estaba experimentando entonces nuestra ciudad y nuestra diócesis. Serviría también de escaparate y modelo para lo que luego ocurriría en otras diócesis españolas e incluso en varias áreas de la Iglesia universal, porque los estudiosos de la sociología pastoral ya lo venían cantando y reclamando antes, y sobre todo después, del Concilio Vaticano II. Porque acontecía aquí lo que en otras grandes ciudades de entonces: Vigo también se estiraba y expandía como un magma irrefrenable, por Coia y la Florida, por Teis, por Plaza de España…Y con perspectiva lo supo ver el recién llegado obispo, Mons. Delicado Baeza, a quien bauticé recientemente como el Obispo del Dianne 6 porque conectó muy bien con el espíritu y las necesidades de esta diócesis y ciudad, que él recorría en el nuevo modelo utilitario que acaba de lanzar al mercado la Citröen viguesa; y conducía el vehículo con la misma ilusión con que iba esparciendo por la diócesis el nuevo estilo sencillo y cercano que había patentado el último concilio de la Iglesia Católica.

Este Obispo pelirrojo, experto en sociología pastoral, decidió remodelar también, mediante la cercanía a los fieles, el mapa pastoral de nuestra ciudad. Así nacieron las 14 parroquias que ahora terminamos el jubileo del Cincuentenario: San Juan de Ávila, Santo Cura de Ars, Sampaio de Lavadores, Santa Teresa de Jesús, Santa Lucía, Nuestra Señora de la Soledad, Nuestra Señora del Rocío, San Pablo, el Carmen, el Perpetuo Socorro, María Auxiliadora, San Francisco Javier, Madre del Buen Pastor y Corazón de María.

Las palabras del obispo en la Carta “Pastoral Urbana y Reestructuración Parroquial en Vigo” (1970) ilustran su intuición: “Las transformaciones son un signo de la historia. Pero con harta frecuencia avanzan más rápidamente que nuestras previsiones y, con toda seguridad, que nuestras provisiones. Es lástima que esa pueda ser una de las causas que más influyan en la descristianización: una transformación que no tenga respuesta pastoral por parte nuestra, porque nos sorprende sin haber pensado en ella”. Refiriéndose luego al fenómeno de la creciente urbanización ya entonces generalizada y al crecimiento de Vigo, que entonces preveía un aumento de más de 50.000 habitantes en solo 10 años, y a su influjo manifiesto en las demás parroquias de la diócesis, advierte que o se gana la apuesta de la presencia de la Iglesia en la ciudad o se perderá terreno de manera alarmante en el mundo del futuro, pues cada vez más también en el mundo rural se implantarán modos de ser y de actuar como urbanitas.

Aquel importante hecho pastoral y social forma parte ya de la historia reciente de esta ciudad. La Iglesia contribuyó y mucho a la cohesión social de esas zonas y barrios, pues en muchos casos “esas parroquias jugaron un importante papel en la construcción social de los barrios en que fueron erigidas. Las parroquias eran instituciones políticamente consideradas y permitidas, tenían locales y ofrecieron actividades abiertas a todos: niños, jóvenes y mayores” (Xosé Vidal).

Han pasado 50 años y las circunstancias sociales y pastorales de ahora son distintas a las de aquella época. Quizá incluso totalmente opuestas. Pero ya el Obispo del Dianne 6 nos advertía, y habrá que tenerlo en cuenta en estos tiempos de pandemia y de cara al futuro: “una de las causas que más influyen en la descristianización, es no saber dar la respuesta pastoral adecuada a las transformaciones que nos va presentando la historia”. Y es innegable que en los años del cincuentenario pasado, numerosos proyectos solidarios surgidos en la ciudad, han tenido su cuna en las comunidades parroquiales, colaborando en ellos tanto creyentes como no creyentes, para detectar y buscar solución a los problemas del barrio, y en todo caso apoyando desde los grupos de la comunidad cristiana a aquellas personas que se comprometieron directamente a desarrollarlos y a sacarlos adelante. Estupendo espejo, mapa de ruta y brújula que nos dejan los pioneros de entonces, para que ilusionados encaremos nosotros el futuro incierto que empieza ahora.

*Coordinador del Cincuentenario

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