Opinión | Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los Corredores

A la vista de lo que hay, resulta inevitable -y hasta lógico- que cualquier gobierno que se precie haya de dedicarse casi en exclusiva a proteger la salud pública ante el Covid. Y eso supone dedicarle, además del máximo de atención, rascar el fondo de las huchas y obtener los recursos para hacerlo con posibilidades de éxito. El acierto ya es otra cosa y depende de muchos factores, entre lo que no son banales la inteligencia para actuar y la capacidad para dejarse asesorar por quienes pueden hacerlo, virtudes estas que no parecen darse, por desgracia, en España.

Ocurre que, además del virus, estos Reinos y Galicia entre ellos tienen otros asuntos que deben estar ahora al ralentí, pero no olvidados ni descuidados; en ellos les va un futuro que de un modo u otro llegará. Y uno de los más destacados es el tantas veces reclamado del Corredor Atlántico de Mercancías Ferroviarias, clave para la conexión de los puertos con el entorno europeo y mejorar sus condiciones de comercio con ultramar, y que duerme el sueño -habrá que esperar que no sea eterno- en algún cajón donde se guardan los proyectos que van para largo.

Viene a cuento de nuevo la cuestión a partir de la noticia que acaba de publicar este periódico sobre el otro Corredor, el Mediterráneo, que avanza hacia su remate y que asigna a esa tarea fondos procedentes de lo que la Unión Europea destina a la reconstrucción tras la pandemia. En un esfuerzo conjunto, autoridades políticas y fuerzas vivas de Levante llevan con esa tarea años y, por lo que se ve, la circunstancia sanitaria no la ha suspendido, ni distraído la atención. Algo que obliga a preguntar por qué aquí no lo hacen quienes hablan del Noroeste como una entidad operativa.

Es cierto que, si se analizan despacio los precedentes, cabe denunciar la actitud de los Gobiernos centrales en los últimos años como responsables directos de un desfase estratégico que perjudica a Galicia y desequilibra la península. Y no son palabras menores: la mera situación de los Corredores -uno avanzado y el otro adormecido- hablan por sí solos de injusticia Y aunque llegará el tiempo de depurar y exigir responsabilidades, ahora toca despertar al "lado Atlántico" porque, aunque poco, de momento queda algún margen de tiempo todavía. Pero urge mucho.

Se ha dicho tantas veces que no habrá una España razonable -en términos de justicia distributiva- si no se le da a cada comunidad, o zonas geográficas, las mismas y/o parecidas posibilidades que hay quien duda de la necesidad de insistir. Pero el mero retraso de los hechos demuestra que ha de hacerse si se quiere evitar un mal mayor. Y aunque ahora mismo no parece que exista ningún otro superior al coronavirus, la responsabilidad de todo un país es no permitir que se olviden sus intereses. Otros, que también combaten al Covid, tienen tiempo para reclamar lo suyo y "moverlo". No es pecado imitarlos.

¿Eh...?

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