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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La metamorfosis

Está visto, aunque no del todo comprobado, que una larga y continua etapa en la jefatura de gobierno -de cualquier nivel- acaba produciendo metamorfosis en quienes la protagonizan. Que no tiene por qué ser a peor, como algún teórico del poder ha subrayado, pero en todo caso los hace diferentes a como empezaron; de ahí que solo haya sido relativa la sorpresa de las declaraciones del presidente Feijóo sobre Alcoa y el anuncio de un plan para atraer inversiones "con Portugal como espejo". Esto, dicho en Vigo, no es original, pero ya iba siendo hora.

Conste que, en lo de atraer a los inversores, lo que propone don Alberto equivale, si quiere hacerlo en serio, casi a un seísmo burocrático. Sobre todo, porque significa agilizar la administración de modo que una licencia de obra, por ejemplo, no se demore meses y, como en Portugal, se despache en días; parece tarea imposible, pero con su señoría nunca se sabe. Al fin y al cabo, en 2009 logró una mayoría absoluta y sacó a la izquierda bipartita de la Xunta siendo, como era, casi un desconocido para la gente del común que lo veía apenas como un discípulo de Fraga.

Ahora, el presidente se ha "mojado" en una lucha complicada, como es la ciudad más dinámica de Galicia que se siente, con razón o sin ella, peor tratada que otras del Reino. Y lo hace para atajar un desafío sobre el que este periódico ha advertido en numerosas ocasiones. Si esta vez va en serio -y no como el "plan" que se anunció hace un par de años para algo parecido y que murió en el parto- será bueno para todos. Y, acaso, una aceptación implícita de que lo expuesto por FARO DE VIGO no era, y nunca lo fue, un signo de hostilidad, sino una reivindicación necesaria.

Lo de Alcoa es otra cosa, porque da la impresión de que en ello, al contrario de lo otro, hay una carga más emocional que realista, y el lenguaje utilizado se parece más al de Iglesias que al del proclamado centrista y moderado señor Feijóo. Hablar de "ni un paso atrás" a una plantilla en huelga contra una multinacional que se lleva dinero público cuando se ha secado -o reducido- la fuente de sus beneficios aquí, sorprende. Y más aún si añade que como solución conviene nacionalizar la planta de Lugo -que eso es y no otra cosa que la compre la SEPI- y sin pestañear.

Es muy posible que alguno/a de sus más acérrimos/as adversarios piense, y hasta replique, que sus dos anuncios "estrella" podrían haber sido realizados mucho antes, porque ni la región portuguesa del Douro comenzó ayer su escalada ni la multinacional de Minneapolis ocultó sus intenciones hasta la víspera del cierre y -además- evitarlo es misión del Gobierno central. Pero el entorno de Monte Pío, tan fértil en asesores, podrá argumentar lo de que nunca es tarde cuando la dicha llega. Claro que tiene que llegar de verdad para que no haya más chascos.

¿O no...?

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