Opinión | Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La esperanza

Es posible que los escépticos, que cada día parecen ser más en este país, se aferren al símbolo de la desconfianza -"las palabras se las lleva el viento", dice-, pero es obvio que las que se oyeron en la apertura del Foro de A Toxa mueven a la esperanza. Primero por su procedencia y después por su coincidencia; las del jefe del Estado de España, Felipe VI, hasta las del señor Feijóo, titular de la Xunta pasando por el presidente Rebelo de Sousa, demostraron que es posible el entendimiento cuando se habla tanto desde el sentido común, que debiera ser el de Estado, como el de lo común.

(En este punto procede resaltar que el discurso del señor Rebelo incluyó elogios afectuosos, y merecidos, hacia la figura del Rey que -sin pretenderlo- dejan en evidencia al presidente Sánchez. Incapaz de un solo gesto de defensa frente a los ataques a la Corona de aliados parlamentarios en un pleno bochornoso, y de miembros de su gabinete esta misma semana, don Pedro dejó claras de nuevo sus prioridades. Que no incluyen el respeto a la Jefatura del Estado sino evitar roces con sus posibles socios -si paga la factura- presupuestarios. Y eso da que pensar.)

Felipe VI apeló en su discurso al talento y la generosidad de la ciudadanía para superar las dificultades por las que atraviesa toda la sociedad española y apeló a la auténtica unidad en el esfuerzo, que es la garantía del éxito. Y lo dicho por el Rey sonó mucho más sincero que otras proclamas tan frecuentes como desmentidas por los hechos apenas pronunciadas. Del mismo modo que la intervención del presidente de la Xunta mostró una moderación que elude la derecha rancia, dividida y en algún caso más bien poco fiable. Unos defectos que urgen corrector, por cierto.

En todo caso, el espíritu que deja ver el Foro proyecta, y es lo que también sustenta la esperanza, un cierto optimismo para que España -y la UE, como insistió el primer mandatario portugués- a la vez que Galicia, salgan con bien de las crisis desatadas por el coronavirus. Y los empresarios, desde su visión profesional, sugirieron fórmulas prácticas que, si no un catecismo, son resumen de la experiencia muchas veces exitosa que sus biografías demuestran. Todo ello, sumado y bien interpretado, implica junto a otras ideas de distinto origen pero no contradictorias, una ayuda clave.

Hay algo que completa el cuadro y que debiera ser tenido muy en cuenta. Los dos expresidentes, señores González y Rajoy, aludieron a la España que encontraron y a la que dejaron, e hicieron repaso de aciertos, errores y riesgos presentes y futuros. Y sea cual fuere la opinión sobre sus balances, uno superó el enorme desafío de consolidar la democracia aquí y el otro evitó la ruina con un gestión que, por más que criticada, ahora se analiza con mayor prudencia. Y esa experiencia no puede marginarse por razones partidarias o ideológicas, del mismo modo que no conviene olvidar las equivocaciones que se cometieron, para no repetirlas. Eso, parece, es el objetivo del Foro. Ojalá se cumpla.

¿O no??

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