La anormal última jornada de la liga de fútbol en Segunda División sólo pude encontrar solución en la justicia deportiva. El Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) ha supuesto un cambio radical en la justicia deportiva en España. Las resoluciones del TAD adoptadas en el ejercicio de las funciones que le corresponden legalmente agotan la vía administrativa, son inmediatamente ejecutivas, no pueden ser objeto de recurso de reposición, y solo admiten ser recurridas ante el orden jurisdiccional contencioso administrativo.
A la vista de la normativa reguladora de la competición, el TAD estimará los recursos de los clubes afectados y resolverá que tiene que repetirse la celebración de esa ultima jornada de liga, pues es clara la vulneración de las reglas establecidas para el equitativo desarrollo de los encuentros al estar en juego los descensos de la categoría y las plazas del play off de ascenso.
La Liga Profesional asumió la responsabilidad para llevar a cabo el control para evitar que los casos de la covid-19 afectarán a la competición que ordena. Por lo que resulta evidente que la incompetencia de la Liga no puede perjudicar a los clubes, especialmente al Deportivo de A Coruña, directamente afectado por los casos de infectados en el equipo contra el que tenía que haberse enfrentado el pasado lunes.
La dirección actual de la Liga Profesional acumula un número de errores y despropósitos tal que ha llegado la hora de plantearse su continuidad y el relevo de las personas. La Federación y el Consejo Superior de Deportes tienen que tomar cartas en el asunto y adoptar las medidas oportunas para que la sensación de arbitrariedad no siga extendiéndose sobre la entidad que está al cargo de las principales competiciones del fútbol español.
La justicia deportiva debe intervenir así en primera instancia para que las cosas en la competición vuelva a un estado igualitario entre los competidores. No obstante, siempre quedará, como prolongación de esta justicia deportiva, la intervención de los juzgados ordinarios.
