No hay excusa este año. Los resultados de las elecciones del pasado domingo en absoluto es un cheque en blanco de los ciudadanos para que la Xunta haga lo que le venga en gana. Y llevarse la ambulancia medicalizada a Sanxenxo es una afrenta a los vecinos del resto de la comarca de O Salnés. La base de la medicalizada es el Hospital Comarcal, en verano, primavera, otoño e invierno. Que la población aumente en la Marbella gallega entre el 15 de julio y 15 de agosto es un flaco argumento para justificar el traslado de este costosísimo equipo a pie de playa.
Claro que allí puede haber ictus, infartos y hasta ahogamientos. Pero también se producen en Vilagarcía, en Meis, en Catoira, Ribadumia o A Illa de Arousa.
De hecho las estadísticas cantan. En estos nueve meses de funcionamiento de la UCI del 061 en la comarca ha atendido más pacientes que sus gemelas en Pontevedra. La población de la comarca, basta con mirar el INE, es de más de 110.000 personas con derecho a voto, es decir mayores de 18 años. Y son precisamente esas que el 12 de julio volvieron a facilitar la mayoría de Feijóo. El presidente en funciones de la Xunta debería estarles agradecido en vez de suprimirles un servicio básico como es este.
Ningún madrileño, ni aragonés, andaluz o portugués fue convocado el pasado domingo a las urnas. Nadie les quita el derecho a la salud ni a la vida, pero su presencia temporal en las playas tampoco se puede premiar con los mejores servicios. Y en este caso la cortesía es desconsideración.
El peso del alcalde de Sanxenxo Telmo Martín en el PP nunca debería ir en contra de la comarca que integra pues no solo daña a los municipios gobernados por socialistas o coaliciones progresistas sino también a los de su cuerda: Vilanova, Valga, quizás Meaño, Ribadumia, Pontecesures...
Son muchos los vecinos que vuelven a quedar al socaire de las circunstancias. Media hora de recorrido de la ambulancia puede significar el salvarse o morir.
Y lo han experimentado durante años en O Salnés. Las quejas por la falta de este servicio esencial han sisdo muy numerosas pues no es lo mismo que el paciente sea trasladado en una camilla hasta el hospital de referencia que se le suba a una verdadera Unidad de Cuidados Intensivos (UCI móvil). La diferencia es como del día a la noche, la vida o la muerte. Así de triste y dramático.
Pero es que además este año nadie puede justificar un exceso tal de población en Sanxenxo. Las estadísticas no hablan de avalancha e incluso su playa insignia, la de Silgar, apenas cubre la mitad de su aforo -de las estacas hacia la orilla-.Dicho esto, la solución es sencilla y consiste en devolver la ambulancia a su origen, al Hospital do Salnés. En caso de que crean necesario que debe haber otra cerca del Naútico sanxenxino se puede contar con la de Pontevedra, que también tiene equipo y menos horas de carretera.
Los medios no solo hay que dosificarlos sino que es importante que los gestionen adecuadamente. Pero cuando son sanitarios y se vive una pandemia, la razón debe ser la base de cualquier decisión sobre los recursos.
Que la única UCI móvil de O Salnés veranee en Sanxenxo parece una provocación a los electores, sobre todo a los del PP.