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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El centro reinventado

Está visto -y comprobado, sobre todo desde que la Junta Electoral ratificó los debates en grupo- que lo difícil es obtener algo positivo para quienes les prestan atención. Y si además se convierten en un recital de ofertas inconcretas de seis de los protagonistas y a la vez en un ejercicio de tiro al blanco en el que participan todos -con mala puntería- contra uno, resulta fácil y breve el resumen general. Tanto que permite concentrarlo desde la convicción personal en una sola frase rotunda: para semejante viaje no se necesitaban alforjas de ningún tipo.

Es por eso, también, por lo que no se practica -al menos aquí- el habitual juego interpretativo acerca de quién es el ganador y quiénes los perdedores. La partida era desigual desde el principio, y como la tarea de los moderadores fue claramente mejorable, quedó poco margen para la auténtica confrontación y muy escaso para la sorpresa. El candidato Feijóo habló de gestión realizada y de hechos probados, omitió referencias concretas a los fallos habidos y ofreció la evidencia de una estabilidad que sus rivales, de salida, no garantizan ni mediante alianzas.

Era su mejor baza y -en opinión personal- supo aprovecharla, a pesar de que su táctica -ir de menos a más, como hacen los favoritos- ofreció momentos en que dejaba traslucir cierto cansancio. Con él solo estuvo a la altura la aspirante nacionalista: algo menos agresiva que de costumbre, inteligente para dejar al margen -que no olvidados- los mandamientos de la UPG y conocedora de que el radicalismo, aquí, resta en vez de sumar, Ana Pontón conjugó bien las ofertas con las omisiones de crítica a quienes podrían ser sus aliados. Y brilló con luz de alternativa.

Sobre el resto, y dado que las comparaciones, por definición, son odiosas, y en este tipo de circunstancias seguramente más aún, habrá que limitarse a referencias. Por eso, y porque en este periódico se ha dado ya cuenta puntual y solvente del panorama durante la partida a siete. La mediocridad, con leves matices, de quienes se limitaron -PSOE y Podemos/En Común- a proclamar su fe en el Gobierno central y su política y fijarla como modelo a seguir en Galicia, lo dice casi todo. Y el carácter testimonial -salvo sorpresa grande, pero no imposible- de Marea Galeguista, Vox y Ciudadanos, permite ahorrar espacio.

En realidad, el llamado debate solo aportó una relativa novedad: la reinvención del concepto político de "centro", hasta ahora tenido por un espacio en el que se colocaban de forma voluntaria quienes ofrecían moderación y una gestión razonable adaptada a las características del entorno, pero de la RTVG, este lunes, salió un reinvento: el centrismo a empujones. No se puede decir aquello tan francés del malgré lui, porque quien lo personifica, que es Alberto Núñez Feijóo, ya ha reiterado tal condición en su discurso, pero sí que desde la televisión lo llevaron en volandas a tan reclamado sitial.

Lo hicieron la derecha montaraz de Vox y el abstracto levitar de C´s y la izquierda podemizada del PSOE o el modelo original de UP. Por eso se insiste en que la oposición le hizo -se supone que sin intención, claro- la mayor parte del trabajo al candidato del PPdeG: ubicarlo donde Aristóteles situaba el acierto, in medio virtus est. Ahora solo falta por determinar, y días quedan para ello, si los electores han entendido los mensajes, saben separar el grano de la paja y decidir conforme al propio criterio, sin que se distorsione ni por el ruido ambiental, por las injerencias externas o el efecto propagandístico que siempre juega un papel en el sistema.

¿O no??

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