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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El lado sindical

Uno de los asuntos pendientes de clarificar -de verdad, es decir sin tópicos- en esta circunstancia electoral es, en opinión personal, el papel de los sindicatos. En general, aún asumiendo que resulta tarea compleja por su diversidad numérica, ideológica y funcional, lo que se presta a la confusión. Y que en bastantes veces nada tiene que ver con los intereses colectivos, que son los de todos, desde los afiliados respectivos hasta los de la sociedad en general. Por ello no deberían agudizar las no divisiones en bloques, sino promover acercamientos. Por utópico que suene..

A pesar de todo, y siempre desde un punto de vista particular, la variada oferta sindical no se plantea para la mejor representación de los trabajadores -que lo son tanto directivos como administrativos, mecánicos o peones y por supuesto autónomos: el nivel laboral diferencia, pero no tiene por qué enfrentar- sino desde un lado político. Especialmente a causa de que los populismos de la derecha o de la izquierda, que radicalizan al conjunto social y la partidizan desde el maniqueísmo de buenos y malos. Que lo son según el lado en el que se sitúa cada cual.

En síntesis, esos lados son los de casi siempre, aunque haya más tanto de derecha como de izquierda. Y no parece discutible lo que firmaría Pero Grullo, en el sentido de que la mayor fuerza es la de las centrales con más representatividad sectorial, territorial o profesional, y casi todas ellas se sitúan en la segunda opción y no de forma abstracta: es militante y además obediente a algo que parecía superado y ha revivido: la dependencia, o máxima cohesión, con los partidos políticos "a sinistra". Por eso, aunque no sólo por ello, pasan muchas de las cosas que pasan.

Un dato significativo sucede estos días en Galicia. Varios sindicatos han llevado, o lo harán, militantes a la calle para protestar por la gestión sanitaria del Sergas, pedir dimisiones y exigir soluciones a los problemas que dicen ver. Se trata sobre todo de un antiguo y recurrente temario que coincide en su casi totalidad con posiciones defendidas por el PSOE y que se reiteran cada vez que hay elecciones. Mientras, descuidan asuntos en los que se pierden cientos de empleos -o los tratan de forma secundaria por los comités de empresa- para proteger a sus siglas.

No se trata de discutir el derecho que los sindicatos tienen a expresar sus puntos de vista o sus militantes a votar lo que les de la gana. Pero sí de criticar su papel de parapeto del Gobierno central cuando no defensor de oficio: hace muy poco que se comprobó con el máximo responsable de la UGT, tan al servicio de la ministra Maroto en el asunto de Alcoa que repitió párrafo a párrafo las diatribas oficiales contra la multinacional, a la que, por cierto, se ha llamado desde el entorno monclovita, "el enemigo". Es una forma pintoresca de tratar a quienes invierten, o lo estudian, en estos Reinos y bochornosa la actitud de rebaño de. determinados sindicalistas. Así les va.

¿No?

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