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Alfonso Villagómez.

Galicia y la izquierda

La insólita aparición de la pandemia y una convocatoria en pleno verano hacen impredecible el resultado de las elecciones.Las encuestas apuntan hacia una nueva mayoría absoluta del Partido Popular para mantener la continuidad en el poder autonómico en 40 años de autonomía y 10 elecciones al Parlamento de Galicia.

¿Por qué a la izquierda -en su versión estatal y en su modalidad nacionalista- le resulta tan difícil alcanzar apoyo suficiente como para desbancar al PP de la Xunta. Los analistas políticos señalan motivos de fondo, pues en la oposición pesa más la crítica que la propuesta lo que hace muy difícil mostrar políticas practicables. Además, falta coordinación para atacar los centros de la mala gestión del PP monopolizada en Feijóo, que ha llevado a la izquierda a un ejercicio de oposición excesivamente institucionalizado y desconectado de la sociedad gallega.

Este dominio conservador también provoca que la izquierda, y, en especial, el PsdG haya bajado mucho en estos años su oferta programatica a la busca de los electores moderados. Un pantanoso terreno donde Feijóo lo hace mejor porque ofrece orden y continuidad ahora tras la crisis del Covid-19. El resultado es que se obstaculiza una percepción mayoritaria para el cambio político

Por otra parte, la izquierda en Galicia es menos popular; en sentido sociológico, que el PP. La gran expresión electoral de las clases más populares es el PP. A la izquierda gallega le pasa como a los demócratas estadounidenses, a los que les cuesta llegar a gran parte de los ciudadanos.

Feijóo ha hecho una apropiación de la idea reconocible de una Galicia difusa y necesaria en todos los ámbitos de la sociedad en los que no solo no logra la izquierda imponerse si ni que parece ausente

La izquierda se presenta a las contiendas electorales con una mochila demasiado abultada de crisis y derrotas.Y estqo hace que los ciudadanos que apoyan el cambio lleguen en en peores condiciones a las urnas. Parece que siempre, y como ahora, Feijóo vaya a ganar, se interioriza de partida que será una derrota más.

El PP intenta profundizar en la desconfianza en la posibilidades de cambio y en los instrumentos de ese cambio. Descalifica el 'batiburrillo" de una coalición alternativa en la Xunta y acentúa las dificultades y perdida de tiempo para lograr un gobierno de izquierdas.

La dispersión del voto progresista hizo que Feijoo llegara por primera vez a la Xunta en 2009, cuando el PP ganó por mayoría absoluta de escaños con el 46.7% de los votos" a pesar de haber obtenido 5.773 votos menos que la suma de BNG y PSOE (22.214 menos si incluimos a Esquerda Unida).

Esta división de la izquierda y el sistema electoral tienden a generar más incertidumbre entre los votantes y desalienta su participación electoral. El PSOE como primer partido de la oposición en Galicia necesita asentar liderazgos reconocibles y seguros. Por lo que independientemente de los resultados del 12 de julio, el PSdG tiene la oportunidad de hacerlo con Gonzalo Caballero.

El votante de izquierda se moviliza más cuando cree que su voto será útil, cuando realmente cree que puede haber un cambio articulado en una coalición posible en un clima de diálogo e intercambio de ideas. No hay ningún maleficio atávico que impida dar representatividad a la pluralidades de progreso que hay en Galicia.

En definitiva, el reto es movilizar al electorado en unas elecciones en las que puede haber una caída en la participación tambien en la derecha.

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