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Santiago Lago Peñas.

Sobre el reparto de los 16.000 millones

Estamos en medio de una discusión sobre el reparto de los 16.000 millones de euros que la Administración central va a transferir a las comunidades autónomas en los próximos meses. El objetivo de esta columna es clarificar algunos puntos.

El primero es que el Gobierno central no estaba obligado a transferir estos recursos. No estaban incluidos en los presupuestos de las comunidades autónomas (CCAA) para 2020. La Administración central ha optado por blindar los servicios públicos autonómicos en este año, sin recortar los recursos de las autonomías de régimen común por el derrumbe de ingresos tributarios y dando esta inyección adicional para compensar por los gastos extra.

El segundo es que la propuesta inicial de reparto que hizo el Ministerio era muy poco razonable. Se olvidaba de la educación y se basaba en variables y ponderaciones más que discutibles. Para Galicia, lo anterior significaba un volumen de recursos adicionales alrededor de 500 millones. Muchos protestaron y el Gobierno central ha recapacitado y revisado las reglas de reparto. A mi juicio, en la dirección correcta.

Carecemos de una distribución oficial definitiva, pero tenemos estimaciones. Entre ellas, destaca la que ha hecho Ignacio Conde Ruiz, que utilizo para elaborar el gráfico adjunto. En él aparecen las CCAA ordenadas de más a menos recursos por habitante. La media sería el 100%. En el gráfico destaca un grupo de seis autonomías que reciben claramente más que las demás y otras cinco que no superan el 75% de la media. Entre ambos grupos se sitúan las siete restantes. Galicia ocupa la décima posición, en ese grupo intermedio, con un montante global de 730 millones de euros.

Si miro la clasificación desde una perspectiva general, olvidándome de la Comunidad a la pertenezco, el reparto se parece bastante a lo que me esperaría. Lo lógico es que no se distribuya a todos igual en función de su población (a Galicia le tocarían unos 920 millones), sino que se concentre en quienes más han sufrido la pandemia, desde un punto de vista sanitario y desde el punto de vista económico, por haber salido más lentamente del confinamiento. Y aquí se sitúan Madrid, Cataluña y las dos Castillas. En un segundo peldaño, pero claramente por debajo, estarían Aragón, Navarra, País vasco y La Rioja.

Si volvemos al gráfico, las cuatro comunidades más impactadas aparecen en las seis primeras posiciones. También Aragón y La Rioja están por delante de Galicia. Lo que llama la atención es la posición de Baleares. Por otro lado, las dos Comunidades forales aparecen por detrás de Galicia, porque su régimen fiscal les deja fuera del reparto de una parte de los 16.000 millones. Por lo demás, uno aguardaría que Murcia y la Comunidad Valenciana recibiesen más, porque su mala financiación comparada les da escaso margen para sus planes de recuperación económica.

Sin duda, el conselleiro de Facenda está obligado a pedir una mayor cuota; a acercarse a los 920 millones. Yo, como analista, ya no me encuentro tan incómodo como con el primer reparto propuesto. Sin duda, el proceso podría haberse desarrollado mejor, con discusión y acuerdo previo en el seno del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Pero no hay que olvidar que es razonable que la asignación no sea igualitaria; que es lógico que los más afectados reciban más. Eso se llama solidaridad y empatía entre españoles.

Ahora bien, también sería razonable y justo que la Administración central permitiese que la comunidad autónoma gallega, con una deuda pública 3.700 millones inferior a la que tienen los demás si corregimos por las diferencias en el tamaño poblacional, pudiese utilizar una parte de ese diferencial para financiar su plan de recuperación y sus proyectos tractores. Antes fuimos más austeros. Ahora deberíamos tener más flexibilidad que otros. La empatía debe funcionar en todas las direcciones.

*Director de GEN (Uvigo) y del Foro Económico de Galicia

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