Le dije a un empresario atribulado, al poco de llegar Podemos al Gobierno, que no entrara en pánico mientras en él se sentara Nadia Calviño. Como apenas sé de ella debo especular con lo que tengo (nombre, datos de nacimiento, hija de un buen amigo). Su signo Libra es el del equilibrio, al que como gallega de A Coruña añadirá gusto por la ambigüedad, y también buena clase de pequeña-gran capital periférica. Su generación (n. 1968) resultó algo aplastada por la anterior, la de los sesenteros, obligando a los hijos a buscar su sitio. La gente laica y de izquierdas de entonces solía ponerles nombres de la música, el arte o la literatura. Nadia (Nadja) es la gran novela de André Bretón, fundador del grupo surrealista. Aunque su protagonista encarna un formidable y excesivo espíritu libertario, los nombres a veces marcan el destino de su dueño pero otras funcionan más bien como un conjuro.
