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Francisco García.

Al fútbol con Pedro Sánchez

Se desconoce si Pedro Sánchez es ávido lector de prensa deportiva como lo era Rajoy, que guardaba más aprecio a las crónicas del "Marca" que a los titulares del BOE, pero no hay duda del carácter competitivo del actual presidente del Gobierno: ha mantenido al país pendiente de su partido hasta la última prórroga para llevarnos en volandas a las vísperas de la reanudación aséptica de la liga de fútbol profesional.

Sánchez ha decidido pasar al ataque con Messi e Iñaki Williams, con catalanes y vascos, porque con Fernando Simón de "stopper" la táctica defensiva se le había vuelto un coladero: reconozcamos que el portavoz sanitario tiene menos cintura que Todibo, que habla y no se le entiende, como Sergio Ramos. Al líder del PSOE se le estaba achicando el campo y ya no le detenía los penaltis ni Tezanos con los guantes de Diego Alves; ni le iba a maquillar el resultado el manguerazo de Pablo Iglesias para embarrar el prado.

Si la religión es el opio del pueblo, dar patadas a un balón televisado es hacer la "o" con un canuto de marihuana. En la estrategia del regate con engaño y del desplazamiento con cambio de orientación hay que reconocer que la izquierda juega con ventaja: saben como sortear el fuera de juego. Si del empeño en perpetuarse del jefe del Ejecutivo dependiera, el "Resistiré" se habría convertido ya en el himno de la Champions.

Desde el carril izquierdo, Sánchez se la ha puesto templadita a Tebas en la corazón del área para que el dirigente futbolero remate de testarazo a puerta vacía, sin necesidad de adornarse en un escorzo al modo de Santillana. Tuya, mía, cabezina y gol. Y venga pan y circo. De esta manera tan sencilla ha vuelto a colárnosla una vez más por la escuadra.

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