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Trabajo remoto

Cuando las tecnologías de la información y comunicación experimentaron profundos cambios hace ya quince años, con la penetración del uso de internet en la actividad ordinaria de las empresas, también en los hogares, con el entonces 3G, tarifas planas, la extensión de las redes virtuales y un larguísimo etcétera, se auguró un importante avance operativo en muchas actividades económicas. Uno de los aspectos que se auguraban de rápido crecimiento por el avance tecnológico fue el denominado teletrabajo, es decir la utilización de elementos telemáticos para la comunicación interactiva del empleado trabajando desde su casa, con su empresa y a su vez con los propios clientes y proveedores de las empresas en la prestación de múltiples servicios.

Casi sin ponerse en marcha el teletrabajo y de forma muy temprana ya aparecieron muchas voces oponiéndose al avance de este nuevo enfoque en el modo de llevar a cabo el trabajo. Una de las principales fuentes de discusión se centró en cómo se llevaría a cabo la evaluación del desempeño por parte del trabajador que, sin estar físicamente presente en la empresa, no podía ser controlado por sus jefes. El razonamiento parte del hecho de que la picaresca seguramente acabaría matando la productividad y por tanto no se hacía viable. Por parte de los trabajadores, también surgieron muchas objeciones, como al trabajar desde casa, pues los horarios se extenderían, se producirían abusos de más trabajo por el mismo sueldo y además quién pagaría los gastos del puesto de trabajo, el alquiler del espacio, de los muebles, contando por supuesto que el equipamiento y sus costes de conexión y gastos operativos corrieran a cargo de las empresas.

Lo cierto es que por estas críticas y la existencia de una gran cantidad de pymes formando parte del ecosistema empresarial, en las que los controles de rendimiento y productividad no se realizan con elementos objetivos de evaluación, parametrizados y controlados remotamente, sino que se utiliza la intuición, la confianza en el empleado, todo ello con una alta carga de subjetividad, hace que la desconfianza tanto por parte de la empresa y por parte del empleado, minaron de forma importante el avance del teletrabajo.

No cabe duda de que el trabajo remoto, aporta elementos altamente interesantes y lo hemos visto ahora con el confinamiento y en el futuro tendrá una presencia importantísima en nuestras vidas.

*Economista

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