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tRIBUNA LIBRE

Vilagarcía: Balcones y piscinas

En esta tormenta sanitaria el confinamiento ha modificado nuestro binomio espacio-tiempo, nuestras necesidades están mutando. Hemos reacomodado nuestros espacios a nuevos usos y redescubierto otros olvidados. Los balcones han recuperado su antiguo protagonismo transformándose en áreas de intercambio. En el confinamiento, fueron las calles. Tras casi dos meses confinados, asombra la capacidad del virus para trastocar nuestras rutinas, modificar nuestros hábitos y la forma de comunicarnos. Mientras no llegue la vacuna, todo será tan distinto como difícil será "volver a una nueva normalidad" o comparar pasado y futuro. Solo será un antes y un después.

La necesidad de conciliar la seguridad sanitaria, la movilidad, la actividad comercial y la distancia social serán ahora factores determinantes de las estrategias de diseño y dimensionamiento de los espacios públicos. En adelante, pocos proyectos del pasado mantendrán su sentido. En esta nueva realidad ya casi ni caben. Queremos pensar que esos son los motivos por los cuales la administración local va retrasando el anunciado concurso de piscinas en la playa de A Concha. Teniendo en cuenta que la orografía de A Concha dista mucho de ser la de Leça de Palmeira, que las olas del Atlántico nada tienen que ver con las tranquilas aguas de Arousa, todo nos lleva a concluir que las piscinas en A Concha sí servirían para ampliar nuestra distancia visual con nuestra ría, fragmentando aún más la muy deteriorada fachada marítima. Pensábamos que con el Auditorio habíamos encumbrado nuestro particular 4.000 de los desaciertos. ¿De verdad que es necesario seguir perseverando? ¿No habrá mejor ubicación?

Por dar ideas. Muy cerca de la playa de A Concha languidece la extensa superficie del muelle de O Ramal; un área destinada a la interacción puerto-ciudad, a la espera un acuerdo Concello-Autoridad Portuaria. Sus naves son antiguas y de superficie muy insuficiente para los operadores portuarios. Sin embargo, en Ferrazo sí existe superficie suficiente para albergar y ampliar los usos de almacén vinculados a dichas actividades. Y de paso también se evitarían camiones circulando.

La cuestión es que esta operación más que necesaria, factible y sostenible está siendo bloqueada por el Concello con la excusa ficticia de esperar por un PXOM que no llega, cuando conocen perfectamente de la existencia de tramitaciones alternativas.

El muelle de O Ramal sería el lugar idóneo para las piscinas de agua salada (la que escribe es alérgica al cloro). ¿Puede el confinamiento haber hecho reconsiderar la postura municipal? ¿Sería posible llegar a un acuerdo entre Puerto-Concello de manera que se consiga para la ciudad el uso de la zona de O Ramal?

Vienen nuevos tiempos. Esperamos que la "nueva normalidad" en Vilagarcía se traduzca en diálogo y entendimiento entre el puerto y Concello, Vilagarcía y sus ciudadanos lo merecen.

*Arquitecto

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