Estados Unidos se convirtió rápidamente en el país con más casos de COVID-19 del mundo. En la actualidad supera ya el millón de enfermos y alcanza las 60.500 muertes, más de la cuarta parte del total que se han producido en el planeta. En cuanto comenzaron a crecer los casos, los investigadores Juan Luis Fernández y Zulima Fernández-Muñiz se dispusieron a monitorizar la evolución de la pandemia. Pronosticaron ya el 6 de abril, con acierto, cuándo Estados Unidos alcanzaría el pico de nuevos casos. Ahora lo ha superado y comienza el descenso tras un periodo de meseta.
La previsión de los expertos es que la cifra de casos se sitúe en el entorno de los 1,4 millones, con un número total de fallecidos que podría rondar los 80.000. La evolución de la pandemia en los Estados Unidos va más retrasada que en el conjunto de Europa, por ejemplo, y los norteamericanos tienen aún más de un mes ante sí hasta que empiecen a ver disminuir los casos a niveles de centenares de infectados diarios. El índice de curados aún sigue siendo bajo, con 119.000 recuperados, lo que supone poco más del 10 por ciento de los enfermos detectados. La evolución de la pandemia en el conjunto del mundo aún requerirá de muchos días para poder considerar que esta etapa está superada, si bien es cierto que las curvas correspondientes a la evolución en cada uno de los continentes constatan (con la cautela por el infradiagnóstico de infectados en Asia, Sudamérica o África) que el crecimiento de nuevos casos comienza a atenuarse. Con más de tres millones de humanos que sufren o han sufrido el COVID-19, los investigadores creen que aún queda por producirse un gran número de casos en el planeta, aunque en Europa se inicien las desescaladas.
