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José María de Loma.

Prismáticos

Supongo que se habrá disparado el uso de prismáticos. Tal vez sea uno de los artículos más pedidos a domicilio. Toda la vida ignorando a la vecina y ahora queremos espiarla. También al vecino, al de enfrente, al de abajo y al de arriba, que hace yoga en la terraza y para animarse pone a todo trapo viejos éxitos de Miguel Bosé o Alaska.

Mirar es un placer sensual. Mira, con anteojos, como para acercarse la realidad, el fisgón y el cotilla. También el aburrido, el hastiado o el clásico flanéur, o sea, el paseante, que ahora no puede pasearse y entonces pasea la vista por el vecindario, por el bloque de enfrente, por el jardín de más allá. Habrá quien tenga ya testados los horarios y sepa que, a las nueve y cuarto, enfocando los prismáticos en tal dirección, hacia tal ventana, está una pareja de jóvenes sorbiendo sopa delante de la televisión. No se ve la pantalla, así que no sabrá el curioso mirón si hablan por skype con la familia, si ven una serie, un informativo o un concurso. Tal vez la pantalla esté en negro. Fundida. Y la miren por el temor a mirarse a ellos mismos y comprobar que han engordado. Lo interesante sería saber quién mira al que mira, o sea, está usted con los prismático oteando pero ignora que alguien también le indaga. Y hasta sea capaz de percibir, por sus pelos revueltos, que aún no se ha duchado.

Los prismáticos también permite echar un ojo a los viandantes, que van con mascarillas y bolsas, incluso algunos con alegría y prisa. Hay prismáticos tan buenos que si los acercas mucho ves al perro del vecino mear, una meada corta y desganada, dado que es la cuarta vez que lo ves bajar. Venga, Otto, vamos para casa.

¿Qué hace un prismático cuando nadie lo ve? Hay quien no necesita prismáticos por tener una vista de lince. O un catalejo. Me pregunto si habrá catalejos en Amazon. Esta empresa tiene mucha vista. Suponemos que sí. Desde que no se abordan barcos ni se ejerce la piratería clásica no se deben vender muchos catalejos. Ahora tendrían más utilidad, dado que sin contaminación las estrellas brillan más.

De todas maneras, lo interesante, más que acercarte la realidad, sería aumentarla o disminuirla según qué casos. Quizás con un telescopio. Aunque hay miserias que, de tanto como han aumentado, se vislumbran a simple vista. Ojo.

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