La libertad es el mayor logro del ser humano y hasta hace pocos siglos la libertad era patrimonio de muy pocos. De repente estamos recluidos en nuestras casas y solo podemos salir a supermercados, farmacias u hospitales.

Hemos perdido nuestra libertad de entrar y salir, de viajar y menos mal que tenemos internet y teléfono para poder comunicarnos. Yo tengo la sensación de estar en una cárcel.

Pero la verdadera libertad es la libertad interior.

La libertad y la esclavitud son dos realidades que nos acompañaron y nos acompañarán durante la vida. Tenemos el peligro de ser esclavos de muchos dioses. Yo diría que uno es libre cuando no se es esclavo ni del dinero ni de las drogas ni del sexo, etc. En una palabra, cuando uno es dueño de sí mismo.

Con el coronavirus la vida de cada cual ha sido trastocada, estamos con miedo y está sobre nosotros la espada de Damocles. Esta expresión viene de una leyenda atribuida al gran Cicerón, que se utilizaba para referirse a un peligro inminente y cercano.

Ninguno sabe si te va a tocar esta enfermedad y por eso sentimos miedo. Debemos reaccionar para no ser víctimas del pánico y por eso es fundamental, aunque uno esté enclaustrado en su casa, hacerse un plan de vida y tener el día ocupado.

La mayoría de nosotros en la vida laboral se levanta entre las seis y media y siete y media de la mañana. Uno puede levantarse más tarde pero nunca más allá de las diez de la mañana.

Yo, concretamente, me he propuesto durante el día andar cinco kilómetros, que son ocho mil pasos y así nos mantendremos en forma. Conecto todos los días con mis once hijos por teléfono a partir de las 20.00 horas y nos damos las novedades del día.

Me he llevado una gran alegría porque uno de mis consuegros, que vive en Madrid, tuvo que ingresar el lunes día 16 en el hospital por fiebre alta y tuvo que quedarse porque tenía el coronavirus. El viernes pude hablar con él y la fiebre le ha bajado y se encuentra mucho mejor.

La TV hay que verla, pero lo que no puede ser es estar ocho horas delante de la pantalla. Tenemos la oportunidad de hacer muchas cosas que nunca las hemos hecho por falta de tiempo.

Si Dios quiere esto pasará y pedimos al Señor que haya las mínimas víctimas posibles. Galicia en este momento es una de las comunidades menos afectada. Es deseable que al menor síntoma nos hicieran pruebas para salir de dudas.

Estamos viviendo un momento único en la historia de la humanidad. Nuestra libertad, que tanto nos ha costado conseguir, la hemos perdido momentáneamente.

Tenemos tiempo para reflexionar y darnos cuenta de que tantas cosas nos inquietan y no son necesarias. La vida nuestra y la de los nuestros es lo importante: que sirvan los coronavirus para ganar equilibrio en nuestras vidas.

*Miembro Club 55