No sé qué pensarán las estatuas de todo esto. Mirarán desde sus pedestales como no pasa la vida, como no pasa la gente. Tal vez la cagarruta de las palomas sea lo único que les haga sentir que el mundo sigue. Qué hace una estatua cuando nadie la ve. Nadie la admira. Si es la estatua de un prohombre, ese prohombre, prócer, escritor o político, estará ahí huérfano de miradas escrutadoras o curiosas. Tal vez en esas plazas desiertas, ya sin ojos indiscretos, las estatuas aprovechen para moverse o colocarse mejor. También los bustos. A lo mejor Cervantes se desafloja la gola, Azaña se rasca la berruga, Cánovas echa a andar o el marqués de Larios se sienta. Qué cansado ha de ser permanecer tantos años de pie. Quién sabe si la estatua de Manuel Alcántara, en Rincón de la Victoria, aprovecha esta desolación para encender otro pitillo o si el caballo de Felipe III en la Plaza Mayor de Madrid echa a andar por mucho que le pesen los cojonazos que le hizo el escultor. Tal vez vaya en ese cabalgar a reunirse con su heredero, Felipe IV, que está en la plaza de Oriente. Ya me imagino a la estatua de Woody Allen en Oviedo tomando vida y haciendo ella sola una película, otra, con diálogos sobre el amor y la muerte. Ser paranoico no significa que no te persigan.

Las estatuas bien podrían tomar el mando. Inmutables ante los virus, robustas, desafiantes, invencibles e inmortales. El mundo es ahora una gran estatua, nada se mueve en Time Square, ni el villorrio de aquí al lado, en La Gomera o Móstoles.

La estatua más antigua de la que se tiene noticia es, tal vez, la del 'Hombre león', esculpida hace 32.000 años en marfil de mamut y encontrada hace décadas en alguna parte de Alemania o Europa Central. Es un dato. Un homenaje. A las estatuas nadie las saluda. Por eso se vuelven adustas. Hay estatuas que mejoran al personaje. Y no solo físicamente. Estatuas que destilan bondad pero representan a un mal hombre. Y viceversa. Estatua es una palabra que no se está quieta. No pocas estatuas son al original lo que el photoshop a las fotos. No está vivo quien no ha soñado con tener una estatua en su ciudad. Vaya todo esto como monumento a las estatuas.