Los estudios disponibles sobre empresa familiar muestran dos cosas. La primera es que los empresarios familiares afrontan de otra manera las decisiones de contratación y despido de sus trabajadores. Con particular intensidad cuando se trata de empresas en sus primeras generaciones, la relación entre empresario y trabajador trasciende lo meramente contractual. La convivencia, los esfuerzos conjuntos, también las decepciones, acaban haciendo que los trabajadores con nombre y apellidos sean algo más que un recurso humano, para ser parte de la propia empresa.

Eso explica que ante una crisis tan dura como la que arrancó en 2008, el mantenimiento del empleo fuese comparativamente mayor en las empresas familiares. Los beneficios se sacrifican en mayor medida pensando en la estabilidad y permanencia de las relaciones. También es verdad que cuando las cosas vienen bien dadas, las empresas familiares tienden a pensárselo más antes de contratar. Actúan como genuinos mecanismos anticíclicos dando estabilidad. En comparación, las empresas no familiares tienden en general a seguir el ciclo con mayor rapidez. Despiden con más y rapidez cuando la economía se frena, contribuyendo al marasmo general, y contratan expansivamente cuando se acelera la economía. La segunda cuestión es que las empresas familiares son una inmensa mayoría en Galicia. Somos líderes autonómicos. Nuestra fortaleza empresarial no está en las plantas de grandes multinacionales; aunque existen excepciones notables y valiosas, como PSA. Nuestro tejido empresarial está trufado de reconocidos apellidos.

La combinación de todo lo anterior nos hace ser algo más optimistas sobre la forma en la que los gallegos saldremos comparativamente del actual choque económico inaudito e inesperado. Ayuda también el importante peso de las actividades vinculadas a la alimentación, la distribución y la logística en Galicia, hoy a pleno rendimiento y que están proporcionando confianza y abastecimiento a los ciudadanos de los bienes básicos para su confinamiento. Una distribución comercial que, por cierto, en su mayor parte está en manos de empresas familiares gallegas y de otras partes de España.

*Directores de la Cátedra de empresa familiar de la Universidad de Vigo