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Los silencios que más duelen

La reclusión en casa y tener que hacer cola durante muchos minutos para poder entrar al supermercado son situaciones dolorosas para cualquiera. Pero sin duda lo peor de estos días está siendo el silencio, solo roto por los aplausos, sirenas y música que suenan a las ocho de la tarde en apoyo a los sanitarios y que se ha convertido en el único momento de ocio para unos niños cada vez más agobiados. En esas colas para entrar en el supermercado la gente guarda la distancia de seguridad, pero tampoco se dirige la palabra. Igual que dentro del establecimiento, en la cola para pagar o en las aceras cuando se ven de frente dos vecinos que pasean a sus mascotas. Prácticamente todo el mundo está en silencio, como conteniendo el aliento y consciente de lo que nos jugamos. Ojalá dentro de un par de meses se empiece a ver lejana esta situación.

La reeducación de cabras y ovejas

El sentido del humor de algunos vecinos de la comarca no tiene límites. Nos cuentan que en aldeas del rural, como San Lourenzo, se graban vídeos enseñando a las cabras y ovejas a sentarse como un perro. Todo con tal de poder salir de casa paseando a una mascota.

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