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Un vecino en apuros

El gorrión común es un ave fuertemente asociada al ser humano. Su conducta se ha adaptado de tal modo a lo largo de los siglos que hoy en día es muy difícil encontrarlos lejos de nuestras poblaciones. Es el ave silvestre de mayor distribución mundial y, aunque se originó en Oriente Medio, se extendió con el avance de la agricultura y como fiel acompañante del hombre. Sin embargo este vecino de toda la vida, que nos recuerda que la naturaleza sigue estando a nuestro lado, está ahora en peligro. Sus poblaciones han disminuido en un 60% en Europa en solo 30 años y en el caso particular de España , donde la población se estima en 150 millones de aves, los datos no son mejores: según los informes de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) en el período 2008 a 2018 su población ha caído en 30 millones de ejemplares.

Aunque parezca increíble en ciudades como Londres, este pequeño compañero ha prácticamente desaparecido. El gorrión es un claro termómetro de la calidad de nuestros ecosistemas, por lo que su desaparición es una clara señal de aviso sobre el estado de nuestro entorno.

Pero ¿cuáles son las causas de este preocupante declive? Lamentablemente no hay una única causa y son muchos los factores que afectan al gorrión, pero los principales detectados hasta el momento son la contaminación atmosférica, la falta de alimento (aunque es un comedor oportunista y lo vemos alimentándose de nuestros restos de comida, durante el breve período de cría, alimenta a sus polluelos con insectos y estos son fundamentales para su supervivencia), la falta de lugares para criar, o incluso le está afectando el aumento de las temperaturas y las radiaciones electromagnéticas.

Merece la pena luchar para salvar a este diminuto vecino, ya que su estado de salud nos está advirtiendo de las amenazas que nos acechan. Si nuestras ciudades no son habitables para los gorriones, no lo serán para otros muchos seres que nos acompañan desde hace siglos y difícilmente lo serán para el propio ser humano.

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