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Pedro de Silva

Mejor procesión que procés

El problema del nacionalismo es que, como las bicicletas, si se deja de pedalear se cae. O sea, tienen que pasarse la vida creando la nación que no existe, o que existe pero los demás no reconocen, poniendo una pella de barro aquí y otra allá, como las golondrinas hacen su nido, pendientes siempre del juicio del elector que los está mirando, y encima del dichoso juicio de la historia. Bien, puesto que esto es lo que hay, y los nacionalismos forman y van a seguir formando parte legítima del paisaje, no queda otra que entrar en el juego, y ayudarles a montar la casita todo lo poco a poco que se pueda para que siempre haya tarea. Así hay que entender lo que ha dicho el presidente del PNV, de que el hito de esta generación es que Euskadi sea reconocida como nación. Contar las cosas por generaciones, y a paso de procesión, siempre ayuda a no tener sustos y a que haya trabajo por delante.

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