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El municipio de los once vikingos proscritos

Catoira, una Corporación que puede acabar formada exclusivamente por independientes

La moción de censura presentada por PSOE y PP en Catoira se presta a todo tipo de lecturas e interpretaciones. Una de ellas dice que este municipio, haciendo honor a la historia que lo vincula a las invasiones vikingas, ha asaltado con fuerza la campaña electoral en Galicia. La otra es que sus concejales son como los propios guerreros nórdicos, capaces de lanzarse a la batalla con lo puesto, y aunque sus superiores no estén por la labor.

Así, espada vikinga en mano, con el drakkar amarrado en el río Ulla y dispuestos a pelear por el bastón de mando, los guerreros del PSOE, PP y BNG se enfrentan ahora en la batalla decisiva de la moción de censura, aún a riesgo de convertirse en una Corporación integrada por once proscritos.

Y es que son once los concejales que la integran, como son once los nombres situados en el disparadero de los tres partidos políticos a los que representan: PSOE, BNG y PP.

Cuando llegó el momento de la sesión de investidura para el presente mandato, en junio del año pasado, la estrategia de los conservadores no solo dio el gobierno y la Alcaldía al BNG, sino que provocó una profunda herida en el seno de esta formación.

Tal fue el enfado de la cúpula nacionalista que se anunció la apertura de expediente a sus tres concejales electos, después de que estos estuvieran durante semanas negociando con el PP la citada investidura.

Y ahora que el PP da la vuelta a la tortilla, se carga al BNG y se coloca en el gobierno junto al PSOE, son los barones socialistas y conservadores los que amenazan con expedientar e incluso expulsar de ambas formaciones a sus representantes electos.

Es decir, que a estas alturas puede hablarse de cinco ediles del PSOE, tres del BNG y otros tantos del PP que, de un modo u otro, pueden ser considerados proscritos en sus partidos. O, dicho de otro modo, que en caso de fraguarse la expulsión de todos ellos la Corporación podría acabar el mandato formada por once independientes.

Porque que nadie crea que expulsarlos significa hacer que se marchen a sus casas y dejen paso al siguiente de la lista, ni mucho menos. Los firmantes de la moción de censura parecen plenamente convencidos de lo que están haciendo, y desde luego están atados en corto, por lo que no se esperan fisuras. Si sus partidos los expulsan seguirán adelante y tanto García como Caamaño serán alcaldes en lo que resta de mandato.

La rebelión vikinga está servida.

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