Hoy empiezo a escribir y pongo a Beethoven y su Para Elisa como música de fondo, para darle elevación a mi alma y relajación a mi cuerpo en estos días excesivos de Carnaval. Menos mal que, sumidos entre androllas y orellas, en Vigo hay quien nos propone para este fin de semana todo lo contrario, para compensar: un seminario sobre meditación. Es Manuel Agulla, Mádhana, desde su Centro de Yoga Sananda. ¿Qué queréis que os diga que no esté dicho ya? El deseo de conocernos mejor, el tratar de entender como funciona nuestra mente, la búsqueda del equilibrio, la armonía y la calma, el desterrar el estrés, el mejoramiento de la salud psicofísica... Este seminario nos acerca a diferentes métodos meditativos con el fin de entender qué es la meditación, cómo meditar, qué sistemas existen... Este fin de semana y el de marzo. Dejad de comer andro lla un momento y llamad si os interesa, al Centro de Yoga Sananda.

De Casa Flora al Estrella

Yo empecé el weekend el viernes comiendo en Casa Flora, no abierta al público, allá por San Pelayo de Navia. Allí me fui con María Comesaña para encontrarme a Flora Prado mandando ante sus fogones, y a sus nietísimas Antía y María tenedor en mano prestas al combate, y allí tomé los rapantes más caros que en mi vida me pusieron. Más de 200 euros por una docena pagó Flora, si bien es cierto que casi todo se fue en la multa y grúa que hubo de asumir por dejar mientras el coche mal aparcado frente al mercado del Calvario. Unos pimientos fritos, huevos caseros de compañía... qué deliciosa la comida sencilla preparada al viejo modo, sobre cocina de hierro. Eso fue el viernes porque el sábado fue la hermana, Rosa Prado, quien dijo: voy a hacer un exceso por amor en mi sobria economía y voy a invitar a esta gente mía. Con ella nos fuimos Flora, María y Juan, asturiano de pro vinculado a la familia viguesa, a comer al Estrella de Bueu, padre del Estrellita que está al lado, regentado por una familia que mantiene las enseñanzas adquiridas de los abuelos, Manolo que era mariñeiro y pulpeiro y la abuela Sara, la gran percebeira. ¡Qué tiempos aquellos en que los mariscos raptados a las aguas por ellos mismos se alineaban en cajas delante de la barra! Nos comimos un centollo insuperable, unos sabrosos percebes, unos camarones, unos chipirones encebollados... y volvimos a Vigo a ver las comparsas. Viva Rosa.

Y pasaron las comparsas

Y hablando de ese desfile.Casi 30 comparsas y 2.000 personas llegadas de Ponteareas, Tui, Arbo, Nigrán, Redondela, Tomiño, Soutomaior y Asturias, además de Vigo. Yo creo que tenemos la energía, la fuerza, alegría e ilusión creativa que nuestras asociaciones de vecinos nos regalan, creo que cada año más... Yo recuerdo, salvando las distancias, aquel Carnaval de Río que presencié desde un departamento del sambódromo con Alejandro F. Figueroa. Inmenso Carnaval, cuyas comparsas desfilaban con una precisión organizativa ejemplar. ¿No es posible en el vigués conseguir una mayor organización? ¿Un responsable de todas esa coreografía indumentaria, ese conjunto de pasos, figuras y movimientos ?

En el señorío del Pallares

Y hoy escribo esto tras visitar con Emily Boullosa y Pepe Otero a Vicki Bastos en su señorío del Pallares, esa taberna del Camiño dos Medeiros en que ella hace con sus tapas honor a nuestra mejor tradición culinaria. Pepe se tomó unos callos, Emily y yo algo de raya por la dieta. Que Dios proteja a Vicki muchos años, amén.