A estas alturas, y a pesar de lo que se ha visto -y vivido- en el país durante los últimos meses, aún sorprende la ingenuidad de muchos de sus habitantes. Paralela por cierto al cinismo de unos cuantos de sus políticos que, al igual que cuentan de Antoñita "la fantástica", son capaces de prometer casi todo a cambio de nada y convencer a los ilusos de que se puede. Y quien cita a la pitonisa podría hablar de algunos candidatos, que anuncian haber logrado la cuadratura del círculo como si fuese un simple sudoku cuyo modo de encajar tienen más que dominado.
Es más: la superchería es tal que pretenden que el método se aplique sin demostración fiable y dure hasta que la realidad lo demuestre inútil. Y como muestra basta un botón, sirve el más reciente -por ahora: habrá más-, referido al asunto de la AP-9, su peaje, la hipotética rebaja y el supuesto compromiso del Gobierno de don Pedro Sánchez con el BNG a cambio de su voto a favor de la investidura del presidente. Todo sigue igual, y sería interesante que en la visita del jefe del Gobierno a Santiago se demostrase que algo hay de cierto en esa Axenda Galega o es un camelo.
Para que no haya malos entendidos, es preciso continuar con un contundente "ojalá", si eso resultare cierto. Y es muy posible que Adriana Lastra, la portavoz socialista en el Congreso y negociadora de acuerdos, lo hubiese prometido, pero dados algunos precedentes tampoco ha de extrañar que se tratase de ese tipo de promesas que, además del viento, se las lleva la primera brisa que sople. Una brisa que ya se ocupó de anunciar el prestigioso meteorólogo y delegado del Gobierno en Galicia cuando habló que el traspaso de la autopista era "complicado".
Así las cosas, y a falta de sorpresas -que podrían ser muy agradables si implicasen el cumplimiento de los compromisos adquiridos- es posible que el nacionalismo gallego, sin renunciar a su parte del pastel gubernamental en caso de que le fuera imprescindible al PSOE para llegar a la Xunta, debería adoptar precauciones para el cumplimiento de aquella Axenda hasta entonces y después. Sobre todo porque de ese modo parecería menos abducido por los manejos de lo que antes era foco del centralismo represor al servicio de intereses ajenos a Galicia.
Se dice cuanto precede -que es opinión personal, como siempre- a raíz también de la postura del Gobierno -ya criticada por FARO- de apoyar a la empresa concesionaria de la autopista en su litigio con la fiscalía de Pontevedra, que va a procesarla por cobrar lo que el ministerio público entiende que no podía: peaje en tramos de dos carriles, uno en cada dirección. El respaldo a Audasa -que molestó, como es natural, a la fiscalía- se plasmó en el informe de la Abogacía del Estado, que no ve ilegalidad en la conducta de la concesionaria. Algo más que un indicio de lo que piensan quienes parece -mientras no se demuestre, que no sólo se prometa, lo contrario, por supuesto- que camelaron al BNG.
¿No??
