Faro de Vigo

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La breve visita a la prestigiosa librería en liquidación ya fue un sobrante: hacer tiempo antes de un acto público, que aprovecho para comprar un libro. Me indican dónde buscar, en una estantería giratoria algo despoblada, en la que se adosan restos de distintas clases, formas, colecciones y precios. Curiosa, la combinatoria final de las sobras. Después del acto me queda algo de tiempo antes del cierre de un centro comercial y pruebo en su gran superficie cultural. No hay signo alguno de crisis -ha sabido mutar a tiempo-, pero la sección de poesía es apenas un resto, y, dentro de ella, aunque permanece el rótulo en pestaña dedicado al gran poeta español que busco, debajo no hay nada suyo, y de otros solo sobras. El paisaje al final es idéntico al de la librería en liquidación. Entonces, cambiando de sustantivo a verbo (2.ª persona del singular del presente indicativo) me digo: sobras.

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