Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las rebajas

Rematada ya la época de las rebajas, y con los comerciantes gallegos satisfechos en apariencia -a la espera del balance definitivo-, conviene reflexionar acerca de si, con los números en la mano, los grandes desafíos del sector persisten. Un asunto este que depende de la Política -con mayúscula- y que la pertinaz indiferencia de la política con minúsculas mantiene en la incertidumbre. Sea como fuere, la perspectiva no es buena, y sin una acción decidida el peligro que corre el sector no es ya solo de una reducción imparable, sino de llegar a los límites de la desaparición práctica. Un horizonte impensable hace quince años.

No se trata, conste, de elaborar una relación pormenorizada de los riesgos que se ciernen sobre el comercio gallego, pero sí de recordar algunos. Desde un punto de vista personal, el primero de todos tiene difícil remedio: lo que un día cantó un personaje de zarzuela, "hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad", se ha convertido en un vértigo. El desafío de las grandes superficies se ha complicado -incluso para ellas- con la llegada de las ventas online y su concentración en enormes distribuidoras que a su vez penetran en el espacio de mercado de compra y venta. Sin freno.

Podría añadirse, sin ánimo de agotar la relación, otra realidad, la financiera, que se vuelve cada vez más hostil hacia el pequeño y mediano comercio -el gallego, sin ir más lejos- por el encarecimiento de las operaciones de crédito. Y como dato casi anecdótico, pero contable, también la permanencia de un sistema fiscal que hace que los comerciantes, en su mayor parte miembros del honrado y sufrido concejo de autónomos, tengan que pagar por lo que todavía no han cobrado, por ejemplo. Y se diga lo que se quiera, así no hay quien viva, y menos aún que prospere.

Lo cierto parece que, ahora mismo, no se aprecian fórmulas eficaces frente a esa ciclogénesis explosiva comercial que amenaza directamente a Galicia. Y aunque los expertos insisten en que -expuesto con lenguaje común- "non hai temporal que non escampe", para que eso sea así se precisa la actuación de las administraciones, que son el brazo ejecutor de las iniciativas de los gobiernos. Y aunque resulte fácil señalar con el dedo de la responsabilidad siempre a los mismos, hay que reconocer que la mayor parte de las veces es con toda la razón. O con alguna.

Dicho todo ello es preciso recordar que en este Reino se ha intentado en más de una ocasión lo que algunos llamaron reconversión del sector comercial, pero que se quedó en una especie de retoque que, como puede verse ahora, apenas sirvió. De ahí que no extrañe que hoy en día las amenazas sean mayores, los plazos para intentar frenarlas más urgentes y el horizonte más oscuro. Pero la Xunta, en el marco de sus competencias, ha de afrontar el desafío mediante algo que escasea: la innovación y la planificación a largo plazo, porque sin ellas será casi imposible defender a un sector que resulta aún clave en este país.

¿No...?

Compartir el artículo

stats