Goya inmortalizó en célebres cuadros los sucesos de la Guerra de la Independencia contra el ocupante galo. El genial pintor empleó la información adecuada para pintar hasta el mínimo detalle el realismo gráfico de la contienda. También el novelista y político, Benito Pérez Galdós, describió el conflicto en sus Episodios Nacionales y en su inmensa y compleja obra novelística. Goya y Galdós son dos símbolos que evidencian la afilada navaja sobre la que camina la secular historia de este país, y cuyas consecuencias todavía vivimos hoy. Goya esboza los horrores de Madrid en sus cuadros y Galdós fusiona elocuentemente historia y literatura describiendo cada uno de los grandes enfrentamientos en España con prosa incomparable.

Galdós seleccionaba los acontecimientos de época y se interesaba por el testimonio y la memoria de los testigos de los hechos para recrear ambientes, rememorar batallas y encuadrar las intrigas políticas en el marco histórico. Como histórico es el descubrimiento de algunas cartas y notas que Don Benito escribió a un vigués, íntimo amigo suyo, a lo largo de quince años a principios de siglo. Este partidario galdosiano era Joaquín Novoa Barros, socialista y republicano, gerente de la consignataria Antonio Conde; hijo de Francisco Novoa, maestro enseñante de los descendientes de las familias catalanas del salazón, cuando Pérez Galdós comenzó a escribir la gran obra. Pues bien, la tarea de Joaquín Novoa fue la intensa búsqueda de personajes, sucesos y circunstancias de época, en las que se desarrollaba la vida viguesa desde tiempos de la mal llamada Reconquista de Vigo. Aquellos personajes eran dignatarios de la agitación política de aquella cruenta y complicada guerra en defensa de la soberanía nacional, pero no olvidemos que también había un componente de guerra civil entre los defensores liberales de la primera Constitución -anterior a la de Cádiz- contra la monarquía, la aristocracia y la Iglesia.

El Instituto de Estudios Vigueses se dispone a continuar la investigación de esta correspondencia recíproca, entre Galdós y Joaquín Novoa, en donde queda plasmado que el escritor no guardó silencio con esta Ciudad, demostrando conocer su realidad social y sus estamentos político, religioso, militar e incluso periodístico. Nuestra conmemoración en el centenario de la muerte del novelista, nos advierte que este país lleva mucho tiempo caminando durante muchos años sobre el filo de aquella misma navaja; y nos recuerda que la palabra patria se identificaba con el honor de los nobles, de los cortesanos y los altos mandatarios que representaban el poder, con sus peligrosas declaraciones y sus permanentes maniobras conspirativas. Por eso la grandeza de los "Episodios Nacionales" y de toda la obra novelística y teatral de Galdós se aloja en la percepción de un mensaje político actual: el de la libertad y la tolerancia.

Estoy convencido que el alma viguesa da la bienvenida a la relación epistolar entre Benito Pérez Galdós, genio de la novela histórica europea y la sociedad viguesa, con la esperanza galdosiana de que la política no se someta a la crispación y pueda defender el interés por la vida real de las personas.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses