Se que corre en contra mía/ que el tiempo muere en cada instante", dice la canción. Hoy me levanto oyendo "Mrs. P", que es un tema del disco "Canciones para el tiempo y la distancia", de Iván Ferreiro. Y es que ya estamos cabalgando sobre la cola de enero. El sábado me fui a comer al "Rojo" con Juan Peixoto y Mané Villa, venidos de la República Independiente de Goián, aunque no sé si esto le gustará a la brava y bella alcaldesa de Tomiño. Como no encontrábamos el coche de Peixoto en el aparcamiento de A Laxe, Mané le decía: "Es que esto no es Goián, Juan, seguro que si va Fernando por allí se pierde entre los campos. Aquí hay demasiado ruido, demasiada gente y demasiados coches". Bueno el caso es que comimos a gusto en el Rojo, unas cigalitas y un pescado, cada cual el suyo. El vino tinto fue el de la casa, de las bodegas Manolo Rojo de Arnoia, vino de autor, de elaboración artesana con embotellado tardío selectivo: una mezcla de ferrol, sousón, espadeiro, brencellao y no sé si castañal . Manolo nos dio a probar un aguardiente suyo, avejentado seis años en barrica, glorioso como todo lo bueno. Su hija Aroa sabe de eso, y nos atendió con una profesionalidad y simpatía irreprochables. El domingo probé la primera lamprea en el Compostela, tarde casera y ayer lunes se abrió una semana llena de citas, culinarias y otras, la primera en el cumple de Amparo Villar, hoy con Carlos López, de "Confecciones Foque".

¡Ay, aquellos cines de antes!

Y si el domingo hablamos de aquellos cines del Vigo de hace más de medio siglo, y comentamos las parafernalias del Fraga, aún me queda de la charla con mi colega Joaquín Rolland la memoria del Niza. Cuenta él que en el lado opuesto de la popularidad o la grandiosidad según el caso, y sin salir a los cines de barrio, estaba el Niza, situado en la calle María Berdiales. Ocupó el espacio de un viejo frontón y actualmente hay allí un hotel. Por cuatro pesetas accedías al patio de butacas, que era entrada única, igual que un palco corrido en un lateral. Y encima pasabas la tarde y no una sesión de hora y media a dos horas -dependía si además del No-Do había algún documental de los llamados "Imágenes"-. Había al fondo un patio al que podías ir a fumar entre película y película porque el cine era el único de programa doble y sesión continua en el centro. El tabaco correspondiente lo podrías haber comprado a una de las cuatro o cinco mujeres que estaban siempre en la acera, a las puertas mismas de la sala, cada una con una cesta repleta de golosinas y tabaco. Si comprabas para toda la tarde un par de cigarrillos "Bisonte", que era una marca española de tabaco rubio popular, la cosa te salía por cincuenta céntimos. Había un gran reloj que estaba a la vista de todos, junto a la pantalla, necesario para que la sesión continua no te hiciera pasar de la hora de llegar a casa.

Y mañana, al Club FARO

Pasé más de 20 años trabajando en el Club FARO, pero ahora que, liberado, puedo ir como espectador, no faltaré mañana a la charla del escritor Ignacio del Valle, que viene a hablar de su primera novela histórica, "La nueva crónica de Indias del Siglo XXI". Es sobre la expedición de Francisco de Coronado por los EEUU, que dice que es la más grande gesta de la conquista en busca de El Dorado, inmensos desiertos, cañones colorados, grandes llanuras, bisontes, peligrosas tribus indígenas, entre ellas los apaches.