Las monarquías son un anacronismo, pero es como decir que los peces son acuáticos. Puesto que el progreso consiste en ir más deprisa que las cosas, vamos dejando atrás tantas que el vacío creado nos succiona, con un sentimiento a la vez de rencor y melancolía. Siempre he pensado que si una mayoría de melómanos goza de las músicas creadas para los reyes y sus cortes es porque conservan en el vacío la atmósfera de esos mundos, que esnifan con delectación. La admirable huida de los Duques de Sussex, miembros de la familia real por excelencia, rompe el pacto implícito que consiente a la realeza que lo sea a cambio de la licencia para darles a muerte, en una interminable ejecución ritual. Aunque les deseo lo mejor, no apostaría ni un penique por su éxito a medio plazo, salvo que encuentren un nicho mediático en que hacer vida, como animales exóticos.
