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Aló, Zarzuela

El mensaje de Navidad de Felipe VI no fue el más personal de todos los de su majestad

Estemos tranquilos: el mensaje de Navidad de su majestad el Rey del programa Mensaje de Navidad de su majestad del Rey no fue el más personal de todos los mensajes de Navidad de su majestad el rey. Se trató solo de un regio mensaje del montón, un mensaje divino de nuestra majestuosa majestad que todos los españoles esperamos con esa ilusión infantil del pueblo llano que sabe que cuanto antes empiece, antes termina.

Había nervios porque se decía que este año el Rey daría su mensaje más personal. Un peligro. Lo "personal" es la antesala de lo "humano", y aquellas entrevistas "humanas" que hacía Pedro Ruiz lustros atrás se han convertido hoy en las que Bertín Osborne excreta en su casa o en la tuya a base de copazos de vino con los que soltar la lengua a sus invitados aprovechando que en la tele no hay control antidoping. Los españoles no queremos mensajes personales. Ya que pagamos por tener un rey o dos, nos merecemos un solemne mensaje real repleto de grandes palabras. Que no nos fastidien con mensajes personales, que para eso no hacía falta tanta alforja, tan antiguo linaje, ni tan rancio abolengo; bastaba con el de Wyoming en El Intermedio convertido digitalmente en el Rey Felipe: "Esta noche es Nochebuena en la Familia Real, mi cuñado vuelve a casa... ¡la que se nos va a liar!".

Sí es verdad que el real funcionario vitalicio tuvo este año el detalle de no grabar su programa una semana antes como otras veces, sino que lo dejó para última hora por si cambiaba la situación política. Bendito sea porque dio igual. No pasó nada y el mareante baile de grandes palabras lo podía haber grabado en abril: esperanza, convivencia, determinación, esfuerzo, dignidad, serenidad, valor, ilusión, generosidad, sacrificio, grandeza, libertad, fraternidad, seguridad, superación, prosperidad, bienestar, valores, tranquilidad, entendimiento, respeto, abnegación, modernización, bienestar, éxito, innovación, creatividad, civismo, ideales. El año que viene que no arriesgue, basta con que vuelva a cogerlas todas y nos las cuente en otro orden desde ese palacio que tiene tan chulo.

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