El Foro Portuario del Noroeste, impulsado por FARO, que reunió esta semana en Vigo por vez primera a los presidentes de los puertos estatales de Galicia y Asturias para abordar sus retos, estrategias y la demanda del Corredor Atlántico, marca otro punto de inflexión en la lucha conjunta contra la postración de unas comunidades con problemas idénticos. La jornada, a la que asistieron representantes institucionales y empresariales así como referentes del sector portuario y logístico de las dos regiones, constituye un aldabonazo necesario para, desde la unión, superar las debilidades compartidas poniendo por delante de ideologías y frentismos localistas el bien común de los ciudadanos. La intervención del presidente de Puertos del Estado, Salvador de la Encina, que además de participar en este encuentro inédito garantizó la "pronta conexión" de las dos comunidades con el Corredor Atlántico, sirve para atemperar inquietudes a la espera de ver convertidas las promesas en realidades. La lucha por enganchar las regiones atlánticas al tren de la prosperidad aún será larga, pero unirse desde la lealtad institucional es lo único que puede dar músculo al Noroeste.

El pasado martes, en Vigo, los puertos del Noroeste se juntaron para reivindicar en común sus necesidades frente al aislamiento ferroviario que padecen para conectarse con Europa. Lo fundamental, la prioridad número uno, fue la defensa cerrada del eje del Noroeste. Como los respectivos presidentes de las Autoridades Portuarias resaltaron durante el acto, ésta no es una entente contra nadie, sino a favor de todos, una inédita coalición portuaria de Galicia y Asturias sin ninguna pretensión supremacista para lograr un país más equilibrado y competitivo. España se construye colaborando, sin necesidad de frentismo, y una buena muestra es también la diferencia ideológica de los presidentes unidos en el foro, todos ellos bajo la dependencia orgánica de Puertos del Estado.

En una puesta de escena conjunta, los responsables de las terminales coincidieron en apuntar el tren atlántico de mercancías como factor clave para ganar competitividad, corrigiendo el desequilibrio con el flanco mediterráneo. También a la hora de reivindicar su papel como espina dorsal en las exportaciones, la creación de empleo y el arraigo social en sus respectivas ciudades.

El Noroeste no está solo en el descarnado contexto del comercio global ni en el plano más institucional en la pugna con otros territorios -no solo ibéricos- por obtener fondos comunitarios que financien el Corredor, a partir de la entrada en vigor del marco financiero europeo 2021-2027. En el foro afloró el temor a que el Gobierno vuelva a primar el Corredor Mediterráneo frente al Atlántico y se acentúe aún más el desequilibrio del Noroeste. El presidente de Puertos del Estado, Salvador de la Encina, que alabó el encuentro organizado por este periódico y quiso con su presencia en el mismo defender los retos de los puertos de la fachada atlántica, salió rápido al corte para atajar estas inquietudes y garantizar que Galicia y Asturias "tendrán, y tocará pronto, Corredor Atlántico". "Vamos a ganar esa carrera", sentenció para tranquilizar a los escépticos.

El compromiso quedó también explicitado por el director de Planificación y Desarrollo de Puertos, Álvaro Rodríguez. En su intervención, resaltó que en la última revisión de las redes transeuropeas el Gobierno español solicitó conectar el Noroeste al Corredor Atlántico y la UE inicialmente dio su visto bueno. El aprobado definitivo deberá llegar en 2020 y a partir de ahí el Ministerio de Fomento está obligado a que en 2030 el enganche sea efectivo y el tren esté modernizado.

Pero el tiempo corre y la urgencia aprieta. El Parlamento gallego también aunó el miércoles su voz para reclamar de manera unánime a Fomento mayor empuje e implicación en el desarrollo de este proyecto. Para afrontar estas obras, el Gobierno español podrá acudir a Bruselas para solicitar fondos a partir de 2021, si bien tiene que presentar antes proyectos de modernización muy completos porque competirá con otros países de la UE por los 30.600 millones en juego. Lo que pide el Parlamento es precisamente agilizar las gestiones para que el Noroeste no se quede descolgado.

La cohesión social resulta inseparable de la cohesión territorial. Como hemos repetido hasta la saciedad, no existe la una sin la otra, y la forma de potenciar ambas consiste en algo tan sencillo y a la par tan difícil como resolver los atrasos y carencias históricas de cada uno de los territorios. Para tan colosal tarea, dada la brecha que queda para converger y el retraso acumulado de décadas, además de recursos se necesita unidad de acción y la voluntad política de todos. Afortunadamente, aunque debería haberse escuchado hace mucho tiempo, la voz del Noroeste empieza por fin a oírse con más frecuencia para reivindicar un futuro que ahora no tiene. Convencidos de que juntos se puede conseguir más que cada uno por su lado, gobiernos y empresarios de ambas autonomías ya han puesto en marcha alianzas como instrumento, no solo necesario sino imprescindible, para hacerse escuchar. Todavía queda bastante por hacer para multiplicar ese altavoz con la incorporación de pesos pesados de la empresa gallega que ayuden a visibilizar mucho más esa alianza.

La iniciativa de FARO, junto con La Opinión y La Nueva España, -pertenecientes al mismo grupo editorial, Prensa Ibérica, líder informativo en el Noroeste- de poner en marcha el Primer Foro de Puertos del Estado de Galicia y Asturias, supone un hito más para contribuir al potencial del Noroeste como marca y colaborar juntos para emprender ese salto a la modernidad que nuestros territorios necesitan. Nunca se había alcanzado tanta implicación y consenso de los puertos de la fachada atlántica para tirar unidos en la misma dirección. Es una tarea ineludible que toca acometer de manera colectiva. De todos los gobiernos, instituciones y partidos políticos, de todos los agentes económicos y sociales. De la sociedad en su conjunto, que tiene que interiorizarlo y ponerse al frente. Porque no podemos quedarnos quietos, esperando a que otros resuelvan nuestros problemas.

Necesitamos favorecer el aumento de la musculatura de nuestros ecosistemas empresariales, en lo general y en lo particular porque ningún área puede quedarse fuera. Por eso más allá de las alianzas intrasectoriales importan las territoriales: el Noroeste, relegado por la pujanza de Madrid y el Levante, y periférico en Europa, no asomará la cabeza hasta que sus comunidades, con padecimientos comunes y realidades similares, además de tomar conciencia de que juntas llegarán mucho más lejos, forjen sólidos ejes de defensa común del territorio.

Nadie mejor que un gallego para saber de las consecuencias del histórico aislamiento derivado de la falta de conexiones, de los atrasos y carencias de infraestructuras. Y por ende, padecerlas. No se trata de ser más ni menos que nadie. Tampoco, como hemos dejado dicho, de reclamar algo a costa de alguien, sino de trabajar solidaria y colaborativamente en favor de los ciudadanos, de todos, para propiciar igualdad de condiciones y oportunidades con independencia del lugar de residencia.

Sin la implicación y la mentalización de todos, conseguir revertir el declive del cuadrante norte peninsular en el que vivimos será misión imposible. El problema incumbe a todo el Noroeste en su conjunto y ya no es hora de ir dando tan solo pasos al frente para hacerse escuchar sino de meter el turbo y acelerar para no perder el futuro.