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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

El Gordo que acaba en 0,7

Ronda la Navidad, tiempo de buenos deseos, de obsequios, de felicitaciones, de ramalazos de solidaridad con el prójimo, de ilusiones frustradas. Hoy es incluso el día del Sorteo, cuando se descorcharán botellas en pueblos recónditos que nunca aparecen en los telediarios, casi ni en los mapas. Una fecha para aprender geografía y ver a protagonistas de la calle que desbordan alegría.

Pero como un trampantojo, la realidad vuelve a presentarse ante el común de los mortales, cuanto más mortales con mayor ímpetu, casi el de la desesperación.

Los turrones se agotan, los platos calientes enfrían, las mantas se corroen, la factura de luz y gas vuelve a llegar en enero y en pocos días ya nadie se acordará de este 2019 en el que tampoco se ha hecho nada o muy poco por quienes menos tienen y por quienes más lo necesitan, excepción de instituciones como Cáritas en Arousa, la Cruz Roja, el Banco de Alimentos o Amigos de Galicia, cuya encomiable labor nadie puede desmerecer.

Con todo hacen falta políticas claras para los más desfavorecidos que solo piden dignidad y ello está perfectamente definido en cualquier tratado desde tiempos inmemoriales.

Todas estas personas no pueden vivir eternamente en situación de esclavitud. Depender cada día de un mendrugo de pan, de un jergón bajo techo o de la limosna para la lata de cerveza es signo de que los cimientos de la sociedad fallan de forma estrepitosa.

Soluciones hay muchas, pero todas pasan por el cheque. El Estado se ha apresurado a cobrar el 20% de los premios grandes del Sorteo que alegremente cantan los niños de San Ildefonso. Con solo un 0,7% de esos impuestos se podría conseguir mucho.

Y cuanto más si como cuando se impuso el 1,5% cultural se consiguió hasta recuperar un patrimonio que a punto estuvo de sufrir la peor de las ruinas.

Castillos, palacios, grandes edificios, pinturas, esculturas..., tienen ese gran valor a conservar. Pero el gran patrimonio de un pueblo son sus ciudadanos que se merecen una vida mejor.

Dedicar el 0,7% de todos los presupuestos salvaría a muchos de la indigencia. Ojalá el Gordo, algún día, incluya esa cifra social.

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