A la vista de cómo está el patio, en el que se miran unos a otros como si fueran enemigos mortales -cuando no compañeros de partido, que a veces es peor-, hay que calificar como meritorio el esfuerzo de patronales y Puertos del Noroeste y el Estado para una causa común: el Corredor Atlántico. Es verdad que les va mucho en ello, pero resulta preferible pensar que lo hacen sobre todo desde una posición colectiva que, por extraña, merece aún más la alabanza. Y constituye otro precedente positivo -casi todos, los anteriores, de parecido origen-, aunque de momento no todos resulten fértiles. Lo demuestran los procedentes, así que punto.

En esa línea debe saludarse también que el presidente de la Xunta anunciase para As Pontes una revisión de costes que Endesa va a poner en marcha y que podría significar una esperanza para las familias gallegas sobre las que allí pende la posibilidad de cierre. Es verosímil que se pueda alcanzase ese objetivo tras otra colaboración entre rivales políticos pero que reconocen el interés general; el titular del ejecutivo gallego y el presidente de la diputación herculina dijeron que trabajarían juntos en busca de soluciones, y están en ello. Un buen ejemplo a seguir.

Resulta cierto que nada se ha resuelto todavía, y que la perspectiva es complicada. La presión originada por el cambio climático y la incidencia que en él tiene el carbón lo hace todo más difícil, y aunque el fracaso de la Conferencia de Madrid añade confusión, el caso de As Pontes debe analizarse también con perspectiva social, no solo económica. Al fin y al cabo, cuando se conjugan de forma seria los sentidos común y de lo común, los beneficiarios suelen ser para las sociedades y para los individuos. Y todos los esfuerzos en esa dirección merecen la pena.

En este punto no estorbará otra reflexión procurando evitar, por odiosas, las comparaciones y hasta los reproches, que -en opinión de quien escribe- solo servirían para complicar los asuntos. El caso de los astilleros "Hijos de J. Barreras", en Vigo, precisaría a la Xunta como garante de una actividad que no por privada deja de resultar clave para el sector y el sur gallego, como As Pontes lo es para el norte. Esa presencia se ha solicitado también para evitar más perjuicios y posibles daños colaterales y, con las debidas cautelas, a estas horas tendría que estar ya más que garantizada.

Se ha dicho, y desde luego parece irrefutable, que el clima político actual tanto en España como en Galicia, resulta más propicio a la confrontación que para la serenidad, pero no debiera constituir una norma de obligado cumplimiento. Más bien al contrario: se necesita prudencia y templanza para hacer posible el bienestar de la ciudadanía. Evitando, desde el poder político, actitudes engañosas que solo causan frustración. El affaire actual de la factoría de "Alcoa" en Lugo, abocada al cierre como las otras dos, es el ejemplo de cómo, cuando se engaña con falsas promesas electorales, las consecuencias las padece a corto plazo la gente del común. Los gobernantes, a medio o largo, y no siempre.

¿Eh...?