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La legislatura del rural

Feijóo prometió en 2016 que arrancaba "la legislatura del rural" y de pronto salta la noticia de que Verín se quedan sin paritorio

Cuando Alberto Núñez Feijóo ganó las elecciones en septiembre de 2016 prometió que arrancaba "la legislatura del rural". Anunció 230 millones de euros para fijar población en el campo gallego. La mitad de la comunidad es un desierto demográfico, donde se concentra menos del 6% de la población.

Desde entonces, impuestos cero para los vecinos del rural, casas nidos, casas do maior, unidades móviles con oftalmólogos y podólogos para atender a los mayores sin salir de su parroquia, apuesta por aldeas modelo para generar empleo y frenar los incendios, cambio legal para que las farmacias puedan abrir boticas anexas en las parroquias y así combatir la dispersión, anuncio de cajeros universales para sacar dinero en concellos sin bancos, ... Y de pronto salta la noticia de que Verín, y con él otros nueve concellos de su alrededor, se quedan sin paritorio y sin pediatras desde el uno de diciembre, y en consecuencia parturientas y familias se ven abocadas a recorrer como mínimo 70 kilómetros para ser atendidas en Ourense capital.

Los vecinos han salido a la calle a protestar, y exigen para sus hijos "los mismos derechos que los de los hijos de las ciudades", y la oposición aprovecha para atizar al partido en la Xunta.

A menos de un año de las elecciones autonómicas, en las que el PPdeG se juega su permanencia en el poder, es de suponer que el Gobierno autonómico habrá calibrado muy mucho su decisión y habrá concluido que está atado de pies y manos y no puede hacer nada más.

Habrá sopesado que el impacto del cierre del paritorio de Verín podía invalidar, matizar, deslucir o ensombrecer su apuesta por revitalizar el rural gallego. Y el PPdeG habrá valorado las consecuencias electorales de tal decisión. ¡No vaya a ser que la mayoría absoluta se pierda por un escaño en la provincia de Ourense!

No es casual que el presidente de la Diputación, Manuel Baltar, haya cuestionado la decisión, al proclamar: "La política es algo más que criterios técnicos, no aceptamos esta resolución de la Xunta. Aunque la decisión está justificada técnicamente, la política tiene que salvar esto".

Baltar debe pensar como Otto von Bismark que "la política no es una ciencia exacta, sino un arte" y pide al conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña, que eche a volar la imaginación e idee una solución, porque en juego está San Caetano y también la institución provincial. No es cuestión de dar la razón ahora a Bertrand Russell: "Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer lo posible imposible".

La Xunta ha argumentados razones sanitarias para la clausura de los servicios y ha exhibido el apoyo de médicos y pediatras a su decisión, incluida la Sociedad Gallega de Pediatría. Sabrá la Xunta por qué cierra ahora y no antes el paritorio cuando las estadísticas apuntan que en el hospital de Verín desde hace tiempo no nacen más de un centenar de niños o menos, muy por debajo de los 600 que recomiendan los facultativos para mantener abierto un servicio.

También ha expuesto la Consellería de Sanidade que no hay pediatras dispuestos a irse a trabajar a Verín. Las dos plazas que sacó para el hospital comarcal han quedado desiertas. La falta de médicos, y en concreto de pediatras, no es nueva. Y no pasa solo en Verín. Una solución puesta encima de la mesa, en Galicia y también a nivel estatal, pero nunca aprobada ni activada era pagar más a los médicos más jóvenes que optasen por irse a los pueblos del rural o primarles luego con más puntuación cuando quisiesen trasladarse a otro municipio más urbano. ¡Qué pena que no esté ya en marcha!

La Xunta intentó el año pasado, pero la oposición de los médicos dio sus frutos, crear la figura del pediatra de área, es decir que estos médicos especialistas no estuviesen asignados a un centro de salud o hospital concreto, sino que rotasen por las diferentes sedes de una misma área sanitaria. Una fórmula que permitiría enviar a pediatras desde Ourense a Verín. Ahora la solución pasa porque sean los niños y los padres quienes se desplacen.

Sanidade, pese a la presión, incluso de los suyos, se mantiene firme. Feijóo dijo el jueves: "Lamentablemente no tengo solución para este problema". El cierre de servicios sanitarios en este municipio ourensano puede ser irreversible y debe abrir una reflexión, ¿qué vendrá después? ¡Cuando las barbas de tu vecino veas afeitar, pon las tuyas a remojar! Verín no es el único hospital comarcal donde nacen menos de 600 niños al año.

Urge actuar ya para que no haya que clausurar más servicios. El rural es vital para todos los gallegos, no solo para los que viven en él. Para preservar nuestro ecosistema, lo necesitamos vivo, ordenado y limpio, y eso solo se consigue si está habitado. Es nuestro pulmón de oxígeno, el sumidero que se traga el dióxido de carbono de nuestras industrias y ciudades. Ayuda a frenar el avance de la desertización y la contaminación de nuestros coches.

Sólo por ello habría que fijar población en el rural. Si me apuran, deberíamos pagarles por vivir allí, para que cuiden el tesoro que nos puede salvar de las amenazas del cambio climático.

El Foro Económico de Galicia ya advertía en 2017 en un informe monográfico sobre la Galicia rural y sus retos para el siglo XXI que para combatir la despoblación hay que crear un sistema favorable para vivir en los pueblos e impulsar su desarrollo socioeconómico.

Los profesores Edelmiro López y María del Mar Pérez sostenían que la regresión demográfica en el interior de Galicia "no es causa, sino consecuencia de la debilidad en la base económica y en el acceso a los servicios de las áreas rurales". ¿Vamos a fijar población cerrando paritorios?

Debemos y podemos ser optimistas. El rural tiene una oportunidad. Debe tenerla. Pero urge un compromiso firme con él. El pasado mes de octubre, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, proponía en Bruselas que el 15% de la recaudación del impuesto de hidrocarburos se dedique a reforestación. Así en 30 años se neutralizaría lo que se contamina quemando combustible en los coches. ¿Se imaginan? Además de combatir el cambio climático, como proponía Brufau, ¡sin dañar los intereses de su empresa!, esta solución crearía empleo en el rural, y se generarían perspectivas de futuro en un espacio donde ahora faltan población y servicios. En Galicia, se recaudaron 569 millones por este impuesto el año pasado. Es sólo una solución. Debe haber más. Hay más.

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