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Los 88 de Mary Quintero

El sábado, a la hora del vermú aunque no lo tomara, me fui a casa de la fotógrafa Mary Quintero, esa mujer innovadora que empezó a asombrar a la gente allá por 1947 en Lugo, antes de trasladarse para Vigo. Fui a su casa de Vigo, porque este mes cumplió 88 homenajeados años, como Gorbachov, Lucía Bosé, Benedicto XVI o Pérez Esquivel, y está estupenda y vamos a escribir algo de ella. Charlamos ella y yo sabiendo que no hay otra historia como la suya, con 73 años tras la cámara desde que comenzó a los 15, y un siglo de la saga familiar desde que comenzara su padre. Si Mary Quintero posee un impresionante archivo de fotos que habla de la vida social de Vigo, su hermano Roberto Quintero lo tiene del Vigo industrial y quien aún sigue en danza es su sobrino, también Roberto Quintero. Tres generaciones desde sus padres, Aurelio y Amadora, luego ella y su hermano y después su hija María y sobrino Roberto. Gran historia.

En Bueu, con Senén Pérez

De esta vida le iba hablando el lunes a Jaime López "Capitán", mientras me llevaba en su coche a Bueu para apalabrar marisco para fechas navideñas. Jaime estaba recién llegado de Brasil, y con muy malas impresiones como turista de la degradación de las calles, sobre todo en Río. "Eso te pasa por viajar y andar entre extranjeros", le dije de broma. Llegamos a la plaza de Bueu y estaba desolada porque era lunes y con mal tiempo en la mar, y luego nos fuimos a la cercana lonja que andaba igual de huérfana. Allí me encontré a Senén Pérez Laiz con su buen humor de siempre. Estaba vigilando con su hijo la llegada de marisco para su establecimiento en Samil, el San Remo, aunque se notaba que ya está de vuelta de ese mundo de las subastas marinas. ¡Qué luchador ha sido y es este hostelero, cuyo brazo armado ha ido mucho más allá de Vigo y ahí sigue, en la brecha tras mucha pelea!

Carmiña, en forma

Está en forma Carmiña la del Mosquito, aunque el otro día nos dio un buen susto a la salida del funeral por nuestro exalcalde Manuel Soto. Yo estaba hablando con Merchi Castro sabe Dios de qué con Luis Espada vigilando nuestras palabras y Carlitos Pérez en el grupo. De repente, veo caer a rebolos a una dama por las escaleras pétreas de la Iglesia de la Soledad. Pues era ella y qué en forma está: no solo cayó con elegancia, como si fuera una doble de película, sino que solo tuvo leves cortes y magulladura. Quizás la protegió, a sus ochenta y... su Cristo de la Victoria

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