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José María de Loma.

Zapatero y el Palace

Está saliendo mucho Zapatero. Igual a usted le parece poco. Hay Zapatero en la tele, en la radio y en los periódicos. El expresidente se muestra muy fan de un Gobierno PSOE-Podemos ¿Rojo a la vejez? A Zapatero, el PP le montó una campaña infame llamándolo etarra incluso. Avanzamos mucho en derechos civiles con Zapatero, de nobles intenciones. Gestionó mal la crisis. O no la supo ver. Es lo mismo.

El otro día encendí la televisión por la mañana y apareció Zapatero. Lo entrevistaba Ferreras. Decía que los ciudadanos han querido que el Gobierno o la gobernabilidad dependa de ERC. Es curiosa la interpretación. Los ciudadanos también pueden haber querido que PP y CS apoyen, aunque sea con la abstención, que el PSOE pueda gobernar y así se aisla a los extremos, Vox y Podemos. A lo mejor lo que los ciudadanos propusieron fue un Gobierno de PSOE y Ciudadanos, pero esa ocasión se perdió. Hubiera representado un Ejecutivo reformista, centrista, socialiberal, de amplia base. Rivera no quiso y a causa de ese error está ahora en el Caribe. Por ejemplo. Que no es mal sitio ni mal destino ni mala opción vital. Zapatero es el más joven de los expresidentes, pero no crea el lector que esta afirmación es para tildarlo de atolondrado. Desde aquí manifestamos cierta simpatía sincera hacia él. Una vez lo entrevistamos. No sé por qué uso la tercera persona, bueno ya he pasado a la primera, si no lo entrevistamos varios, lo entrevisté yo solo. En una sede del PSOE, hace mucho. Demasiado. Cuando era un desconocido y joven diputado leonés que abanderaba el movimiento Nueva Vía, que habría de enfrentarse a José Bono en primarias. Le ganó por nueve votos. "Este es un majara de Valladolid o de por ahí", me dijo un dirigente socialista de provincias, de aquel tiempo, mientras lo aguardábamos. Le hice la entrevista en un pequeño despacho que olía a conspiración, colonia y libros viejos. Empleé una grabadora de quince centímetros de largo por cinco de ancho que pesaba 322 gramos sin pilas. Nos fumamos unos Marlboros. Es la primera vez en mi vida que veo escrita esa marca de tabaco en plural. Y la veo porque la he escrito yo, al que no poca gente tildaba de zapaterista en los días sucesivos a esa entrevista. Esa jornada se alcanzaron los 23 grados en Huesca y yo esa noche comenzaría la lectura de 'El gran Galeoto', drama en tres actos y en verso precedido de un diálogo en prosa, obra de José Echegaray. Años después, mi amigo Torres Mora, buenísima persona e intelectual fascinante, que trataba mucho a Zapatero y le regalaba miel de Yunquera, y que por aquel entonces era diputado, me regaló una visita al Congreso (yo estaba almorzando en el Palace, hala ya lo he dicho) un día a las cuatro y pico de la tarde. Y me senté en su escaño. En el de Zapatero. El escaño presidencial. Me hice una foto pero entonces no tenía Instagram. Ni sabía quién iba a suceder a Zapatero en la presidencia ni si volvería al Palace (volví) ni si iba a escribir un artículo comentando que para los expresidentes siempre es una tentación volver a influir. No sé cuál es su expresidente favorito, cada vez tenemos más. Era un exclusivo club, pero cada vez tiene más miembros. No falta quien opina que pronto tendrá un miembro más, otros creen, vaticinan, quieren, como Zapatero, que Sánchez presidirá una coalición netamente de izquierdas. Necesita "cariño nacionalista". Eso no existe.

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