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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las atenciones

Concluido, según parece, el informe de un grupo de expertos -realizado por encargo de la consellería-, la Xunta se prepara para aplicar un plan de descentralización de la sanidad pública. O algo así, porque una parte de lo que se conoce del trabajo son lugares comunes tales como recomendar a la Xunta que contrate más personal y aporte más recursos. Lo original es que aconseja aumentar la capacidad de maniobra de los centros de atención primaria otorgándoles un cierto poder de decisión, en teoría para prestar servicios específicos a las necesidades de sus zonas.

(Lo curioso es que a pesar de que el informe fue buen recibido, en principio por las organizaciones profesionales, las otras -las sindicales-, quizá "dolidas" porque cuentan poco en la cúspide, iniciaron ayer una huelga. Que, por más que se apele al "bien de los pacientes", solo les produce molestias y perjuicios. Saldrán, sin duda, asociaciones de "perjudicados", pero la evidencia es difícil de ocultar y exige que alguien empiece -pronto-, en serio, a marcar distancia entre las atenciones y las desatenciones; y de paso, a dejar claro quién le toma el pelo a quién.)

Es posible que pocas veces se diga con tanta exactitud aquello de "doctores tiene la iglesia" -sanitaria- que sabrán responder a las demandas. Y es probable que los expertos acierten, al menos en lo que han reclamado sus colegas que sirven sobre el terreno, en lo relativo a la ampliación de las posibilidades profesionales. A partir de ahí está por ver si es el catálogo completo de recomendaciones el que se va a poner en marcha, aún de forma progresiva, o habrá algún tipo de selección de prioridades por motivo o a causa de necesidades estructurales, de coordinación o similares.

El estudio, en todo caso, parte de una idea, ya citada, que sigue manteniendo un atractivo especial aunque es cada día más evidente que resulta solo relativamente útil: la descentralización en la dirección de los centros. Que no es lo mismo que la autonomía aunque si se lleva a cabo -aquella- sin la cautela necesaria, puede causar desajustes que, como en esta -la autonomía- supongan la duplicidad, e incluso la multiplicación de instancias con el riesgo de que acaben funcionando cada una por su cuenta. Dicho de otro modo, creando una especie de taifato.

Lo que precede debe acompañarse, en interés de la justicia, con la aceptación de que el señor Vázquez Almuiña ha sabido templar sus decisiones y aceptar las ajenas cuando tenían sentido, eludiendo la partidización exagerada e intencional de no pocos de los detractores -y de los defensores- de la consellería. Y ratificando una visión de la sanidad pública que busca recursos y medios personales -mediante el sistema MIR- y funcionales creando plazas: 407 de médicos, el último anuncio. Puede aducirse que no es bastante, dada la gigantesca -y creciente- estructura sanitaria pública, pero aún así la procesión de huelgas afecta de lleno a los pacientes, perjudicados por unos conflictos que, curiosamente, se convocan "para mejorar la atención". Son las paradojas que conlleva mezclar la política con las témporas.

¿No??

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