Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

Salir del letargo

Tras el letargo institucional de los últimos años y a la vista de los resultados del pasado domingo en las urnas parece el momento de echar a volar para recuperar el tiempo perdido. Cierto que en toda España pero también en O Salnés hace falta que los políticos, que cobran por ello, dejen de hacerse el remolón. Da igual del partido que sean, de si la yenka es de izquierdas, derecha, del centro, de adelante o atrás. Los datos del paro son devastadores, las expectativas económicas en un lúgubre túnel, el compromiso internacional en la cuerda floja...

La comarca tiene que agitarse y empezar a exigir lo que le corresponde. Salir de las partidas genéricas abstractas en las que dicen que aparecen pues los presupuestos nunca hablan de Vilagarcía, Cambados, O Grove o A Illa de Arousa.

Los alcaldes tienen que empezar a dar puñetazos en sus mesas para que haya un futuro para O Salnés. Ya está bien de que los ciudadanos tengan que emplear horas y horas en su transporte, de que la sanidad esté cada vez más lejos, de que la educación se preste en condiciones precarias.

Pero sobre todo es necesaria una apuesta por la industria, por la revitalización o puesta en marcha de los parques empresariales, de políticas que favorezcan un turismo de calidad, de respuestas a la crisis del ladrillo, de apoyo al sector de la pesca con cupos razonables en todas las artes, de que se respalde al vino gallego frente a injerencias como la de míster Trump.

En suma, buscar salidas a una depresión que parece no tener nunca fin y que afecta al conjunto de las familias de O Salnés, una población de más de cien mil personas que apenas es tenida en cuenta por la Xunta de Galicia, la Administración del Estado ni la de la teta europea.

Es hora de que se construyan infraestructuras acordes con este nivel de población. Si O Salnés tiene un 20% de los vecinos de la provincia le corresponde esa misma cantidad de los presupuestos. Gobierne quien gobierne.

Todo lo demás es una injusticia, más grave si cabe por el hecho de que se prolonga en el tiempo. Imagínense lo que se dejó de percibir desde que estalló la burbuja. No sería necesario ni sumar los intereses para darse cuenta.

Compartir el artículo

stats